La Policía Nacional ha arrestado a siete menores de entre 14 y 17 años en Zaragoza y Calatayud, por la distribución de imágenes eróticas de una niña de 13 a través de WhatsApp. La joven había mandado la fotografía voluntariamente, pero no autorizó su difusión. Esta práctica, conocida como sexting, está penada con entre uno y tres años de prisión, un mínimo de dos si es menor y lo hace un adulto.

En este caso, según informó la Policía, la propia denuncia de la menor permitió atajar la difusión en cuestión de horas. La joven se hizo la foto de forma voluntaria, sin sufrir coacciones, y la envió a un amigo que había conocido por internet, uno de los menores detenidos. Pero este la compartió con sus amigos, quienes a su vez la enviaron a otros.

La chica descubrió al parecer que su fotografía estaba circulando en grupos de su entorno y lo denunció. Las investigaciones de los agentes de la comisaría local de Calatayud y el grupo de menores de la Jefatura Superior de Policía de Aragón permitieron identificar, localizar y detener a los siete menores que habían participado en la difusión de las fotografías eróticas de la niña.

Según recordó la Policía, el sexting --el envío de imágenes sexuales sin consentimiento o de menores, por medios electrónicos-- es delito. Generalmente se realiza entre parejas en el mundo real, pero es usual también en relaciones virtuales. Incluso en el primer caso es peligroso, ya que se dan casos en que al terminarse la relación, el componente de la pareja que guarda los archivos, como venganza, los distribuye.

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Pero en relaciones por internet es aún más dañino, ya que existen ciberpedófilos expertos en lograr este tipo de imágenes haciéndose pasar por menores. Y una vez conseguida la primera, la utilizan para chantajear a la víctima para ir consiguiendo fotografías cada vez más subidas de tono, y en última instancia, para conseguir una cita en el mundo real.

La Policía recordó ayer una serie de consejos básicos para los padres y los menores, para evitar los peligros de estas prácticas. El principal sería, lógicamente, evitar hacerse fotos de carácter erótico, y más aún compartirlas. Aún cuando tras la distribución no se encuentre un ciberpedófilo que acose al niño --lo que se conoce como grooming--, podrían ser sus propios compañeros menores quienes utilizasen las imágenes para martirizarle en el colegio.

Para los padres, se les insta a crear un clima de confianza con los hijos que permita explicarles los peligros de estas prácticas, y del envío en general de datos personales, incluso a los que consideren sus amigos. No pueden controlar el uso que estos van a hacer de las imágenes una vez que las tengan en su poder, aunque les consideren de confianza.

Si un niño descubre que está siendo víctima de esta distribución no autorizada, debería decírselo a los padres y estos no han de quitarle importancia, sino denunciarlo ante la Policía para detener la distribución de los archivos.

Si reciben archivos de este tipo, recuerda el Cuerpo, disponen de la dirección de correo electrónico denuncias.pornografia.infantil@policia.es para ponerlo en conocimiento de los agentes.