50 años tardó el Girona en volver a Segunda tras deambular medio siglo por los campos de Segunda B y Tercera. Ahora, seis años después, el conjunto gerundense, ya asentado en la categoría, se ha convertido en una de las sensaciones de la temporada y marcha tercero en la tabla, solo por detrás del líder, Las Palmas, y de un Sporting todavía invicto. Con dos millones de euros, el coste salarial más bajo de la categoría solo por detrás del Llagostera, los catalanes han conformado un bloque de garantías que solo ha perdido 4 encuentros.

Una parte muy importante del éxito de los de Montilivi comenzó a fraguarse la pasada temporada, cuando el actual técnico, el soriano Pablo Machín, cogió las riendas de un equipo casi desahuciado, a ocho puntos de la salvación. La llegada del nuevo entrenador fue vital para que el Girona remontara el vuelo y consiguiera la permanencia en el último partido ante el Deportivo. Esa trayectoria del último tramo de la pasada temporada ha encontrado continuidad en el inicio de este año y se ha convertido en una de las claves de su buen comienzo. Y es que tan solo ha perdido cuatro partidos, tres ante equipos con un potencial mayor como Las Palmas, Betis y Valladolid, y otro frente al Barcelona B, y ha liderado la clasificación 4 jornadas.

Otra de las líneas maestras de su éxito es su apuesta por la mezcla entre jugadores jóvenes y futbolistas con experiencia en la categoría. A pesar de lo exiguo de su presupuesto, jóvenes como el meta Becerra, Ramalho, Richi o Lejeune, todos ellos en la parte de atrás, junto a Sanchón o Sandaza, más veteranos, en ataque, permiten al Girona competir ante cualquier rival, sobre todo fuera de Montilivi, donde solo han perdido un encuentro y son los mejores a domicilio. La marcha de puntales como Matamala o Timor no ha supuesto un gran problema. También se fueron el exzaragocista Carmona y Tato, ahora a las órdenes de Popovic, aunque la presencia de ambos el curso pasado fue residual.

También el sistema se ha convertido en un aspecto capital del éxito. El equilibrio que el equipo ha conseguido con el 5-3-2, la contundencia demostrada atrás y el hambre de gol de los hombres de arriba mantienen al equipo en promoción de ascenso. Un ascenso todavía lejano con el que sueñan en Girona y que supondría su primera aparición en la máxima categoría tras 84 años de historia. Repetir la hazaña del Eibar el curso pasado está en la mente de más de uno.