Vichai Srivaddhanaprabha, un magnate tailandés, despreocupado por los gastos y apasionado del fútbol, ha tardado poco en sacar rendimiento de su capricho, de plagar de felicidad a una pequeña ciudad y de alimentar su ego, rebosante de halagos y admiración.

Disfruta, henchido, de un éxito sin precedentes este multimillonario. Centro de las miradas del mundo desde hace tiempo. Desde que la leyenda del Leicester se empezó a forjar. Desde que el entorno comenzó a creer.

No pudo ser en Old Trafford, en el 'teatro de los sueños', con la fiesta preparada. Fue un día después, con los jugadores en el domicilio del delantero Jamie Vardy y Vichai en su mansión, donde el Leicester terminó por dar rienda suelta al suyo. Al que se aproximaba jornada tras jornada, del que desconfiaban los pragmáticos y que no parecía llegar nunca.

Hace ya seis años que Vichai Srivaddhanarabba optó por saciar esta afición desaforada por el fútbol. Eligió formar parte del meollo del origen de la pasión. No reparó en gastos y depositó su mirada en la cuna de este deporte. En Inglaterra.

Tailandia ya contempla con vehemencia los partidos. Las hinchadas de los equipos crecen con rapidez y el fervor del aficionado se dispara. Más aún ahora, con Vichai como inventor y su club como referencia.

El artífice del inesperado éxito del Leicester se transporta en helicóptero. Ha plagado la grada principal del estadio donde se reúnen cada fin de semana más de 30.000 aficionados, con riqueza tipográfica, su nuevo nombre King Power, la empresa encargada de gestionar los Duty Free en varios aeropuertos.

Nada pudo interponerse en los deseos de Vichai, que tuvo buen ojo para apostar por una entidad que languidecía en el verano del 2010, cuando pretendía asentarse en la 'Championships' (segunda división inglesa), tras subir de la League One (Tercera).

Por casi 50 millones de euros el magnate tailandés se sumergió en el fútbol inglés. Compró el Leicester y empezó a andar. Llegó con dinero fresco y nada le pudo parar. El fútbol dejó de ser una distracción para Vichai, que encontró en el club de esta ciudad ubicada entre Londres y Leeds.

Vichai Srivaddhanaprabha vio el negocio que no contempló el empresario croata Milán Mandaric, propietario anterior y que accedió al cambio de manos de la entidad.

El magnate tailandés ha tardado poco en sacar rendimiento a su aventura. Sin necesidad de desembolsos estratosféricos ni fichajes llamativos. Distanciados de la repercusión de otros multimillonarios con la cartera sin fondo, como los jeques Mansour Bin Zayed, del Manchester City o el catarí Nasser Al- Khelaifi, del Paris Saint Germain o el ruso del Chelsea Roman Abramovich.

El milagrero del Leicester, uno de los hombres más respetados del sudeste asiático, que acentuó sus simpatías al cumplir 57 años, que celebró con cerveza y regalando donuts a los seguidores en el King Powier Stadium, ha necesitado solo un lustro para llevar a la entidad al éxito más grande de su historia.

Al borde del descenso hace una sola temporada, celebra por las calles de Leicester una fábula de la que no quiere despertar. Vichai Srivaddhanaprabha ha logrado que los 'foxes' engrandezcan al fútbol, rearmen los valores del deporte y formen parte del aliento del modesto.

Pero sobre todo, el magnate tailandés ha aleccionado sobre cómo sacar rentabilidad a un producto capaz de inundar el corazón de cada uno de los aficionados.