El movimiento registrado en el estribo derecho del embalse de Montearagón en abril del 2016, que causó preocupación, se ha convertido en objetivo prioritario para tratar de detenerlo. Por ello el BOE publicó ayer la licitación del proyecto de drenaje para impedir el deslizamiento del vaso del pantano, construido en Loporzano, cerca de Huesca. La modificación requerirá una inversión de 1.5421.354 euros por parte de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).

Una vez terminen estas obras, se solicitará autorización para reanudar la segunda fase de la puesta en carga de la presa, ahora paralizada al haberse conseguido la cota 554, autorizada, con un embalse de 15,65 hectómetros cúbicos, según informaron fuentes del organismo de cuenca.

La obra consiste en la captación de las aguas superficiales y de las infiltradas en el terreno y evacuar las mismas fuera de la zona de deslizamiento.

Para ello se proyectan seis drenajes en zanja, con un total de 1.043 metros totales de tubería; tres colectores; 1.040 metros de cunetas revestidas y una bajante de 220 metros para conducir el agua fuera de la zona de deslizada. Además, se refuerza la auscultación de la ladera con una red conformada por 19 piezómetros abiertos, dos pozos de bombeo y cuatro inclinómetros.

La CHE ha realizado actuaciones en el entorno de Montearagón, embalse que se encuentra en su fase de puesta en carga con presupuestos propios, destinadas tanto al pantano, como a restitución territorial.

Así, figuran el acondicionamiento del camino de Apiés a San Julián de Banzo; la reposición del abastecimiento de Apiés; los abastecimientos de Chibluco, Barluenga (Loporzano) y Fornillos (Huesca); y actuaciones para la mejora de la seguridad en la coronación, el cuenco amortiguador y los accesos a la casa de administración de la presa

El embalse de Montearagón tiene como objetivo el riego de 4.140 hectáreas, el abastecimiento de Huesca (que tendrá una reserva de hasta cinco hectómetros cúbicos al año), el mantenimiento del caudal ecológico del río (con una reserva de otros cinco hectómetros al año) y la laminación de avenidas al reducir el efecto de los caudales circulantes aguas abajo de la presa.

Cuando se detectó el deslizamiento del vaso, el organismo de cuenca manifestó que no existían riesgos para la obra, que empezó hace más de 20 años y que se ha visto afectada por diversos problemas que han alargado el proceso de construcción. De hecho, la prueba de carga todavía sigue pendiente.