La población total de osos en el Pirineo ha superado los 40 ejemplares por primera vez en muchas décadas, posiblemente desde principios del siglo XX. La mayoría de ellos se concentran en el valle de Arán y la zona central de la vertiente francesa. Además, se ha detectado una población residual de 2-3 animales en el Pirineo occidental (Gascuña-Navarra). En Aragón solo vive de forma continuada la osa Sarousse, llegada a la alta Ribagorza en el 2010 y de la que no se conoce descendencia. Y en algunas ocasiones se han detectado incursiones del oso Neré en los Valles Occidentales.

Según los últimos datos difundidos por el departamento de Sostenibilidad catalán, el año pasado nacieron diez nuevos oseznos, un hito que confirma la consolidación de las poblaciones. Los plantígrados empiezan ahora a salir de sus refugios tras haber concluido la época de hibernación. El último oso reintroducido, llamado Goiat, tratará de renovar la diversidad genética del viejo Pyros, antecesor de casi todos los cachorros actuales.

Los animales transitan por el norte de las comarcas del valle de Arán, un territorio escarpado y prácticamente despoblado, aunque ocasionalmente llegan a zonas pobladas y también cruzan a la vertiente francesa. La DGA no tiene constancia de avistamientos en la zona de Benasque.

El jefe de Biodiversidad de la consejería de Desarrollo Rural, Manuel Alcántara, explicó que la cooperación entre administraciones para proteger la población de osos y prevenir riesgos es constante. «Las hembras se mueven poco del lugar en el que nacen pero si la población sigue aumentando acabarán cambiando de zonas», explicó. Los conflictos con la población han sido mínimos y en el caso de ataques al ganado las ayudas se tramitan con urgencia.