Un estribillo de José Antonio Labordeta en el disco Tú, yo y los demás lo deja claro: «A callejear, a callejear / que la calle es tuya y de nadie más». El cantautor demostró su amor a los paseos en muchas facetas de la vida. Hizo libros, programas, canciones. Dejó numerosos versos en los que definía cómo entendía su vida en las calles. El vermut «con los amigos más locos / que hablan del mundo nefasto / con mucha risa y salú». Los rincones que amaba, las historias que escondía cada recodo: «En mi barrio mezclaban / verduras y pescados, / puticas del alterne, / borrachos, desahuciados».

La fundación que recoge su legado ha compilado una serie de rutas para los interesados en la figura del político y cantautor. Ayer, con motivo de los tres años de la puesta en marcha del organismo, un grupo de casi doscientos zaragozanos aprovechó la buena mañana para recorrer el itinerario marcado en Zaragoza, de plaza a plaza. Juana De Grandes, viuda del político, ejerció de anfitriona. «Vamos a visitar lugares minoritarios y humildes», anunció.

Labordeta no glosó en su obra puntales arquitectónicos como el Pilar o la Seo. Fijó su mirada en los pequeños conventos que asaltan en un recodo de la calle o en fachadas que todavía ahora parecen en blanco y negro. «Estamos ante una añoranza de la Zaragoza que pudo ser y que no es», reconoció De Grandes.

El trayecto empieza en San Agustin, entre las hierbas que se cuelan por los adoquines. En los años que glosa la ruta que aparece en la obra Aragón en la mochila, el viejo convento todavía no era el Centro de Historias y sus ruinas se desparramaban entre las casas. Luego sigue paralelo a la vieja muralla medieval, se arrima a San Nicolás de Bari para escuchar el rumor de la misa de Domingo de Ramos y observa la «hermosísima torre mudéjar de La Magdalena, el más claro minarete de toda la ciudad», en palabras del propio Labordeta.

Por el camino hasta la plaza San Carlos los asistentes recuerdan los bares que ya no están y analizan la oferta actual, a medio camino entre lo vegano y lo tradicional. «Voy a hacer propaganda de un sitio de quesos en la calle Estudios, por si alguno no ha estado», revela De Grandes. «Eso lo conoce hasta el Papa», responde el grupo, siempre atento a sus palabras.

Uno de los asistentes al recorrido fue el presidente de CHA y consejero de Vertebración de la DGA, José Luis Soro. «Es importante redescubrir Aragón y sus calles», aseguró. El resto de rutas que se narran en el libro serán adaptadas en mapas y otros soportes en los próximos meses. «Este encuentro permite homenajear a uno de los aragoneses más importantes de la historia, además de vincular Aragón como destino turístico a su personalidad», destacó.

BODA EN SAN CARLOS

El paseo se detiene en la plaza San Carlos. A un lado el palacio de los Morlanes y al otro el antiguo seminario en el que en 1964 se casaron Juana y José Antonio. «Era el barroco que nos gustaba», confesó. Justo al lado se encuentra el edificio en el que se llevaron a cabo las primeras reuniones entre los fundadores de Andalán.

De Grandes basó sus escuetas explicaciones, que los más alejados no llegaban a escuchar, en los recuerdos comunes y en las evocadoras descripciones del cantautor. «Aunque era profesor de Historia y de Arte no dejó constancia de estos conocimientos en sus libros, en ellos ejercía sobre todo de literato», recordó. Poco más adelante, en la plaza San Pedro Nolasco, De Grandes aludió a las casas de estilo atlántico desde las que «casi se podía ver el mar». Y así siguió la ruta, que terminó con un aperitivo en la plaza de Santa Cruz, en los bajos del edificio donde Labordeta soñaba con vivir desde niño.

El éxito de esta primera ruta siguiendo la memoria sentimental del político ha llevado a los responsables de la fundación a plantearse se continuidad. Así que próximamente se anunciarán nuevas fechas y otros recorridos para seguir descubriendo un barrio «de esos / que hicieron los romanos».