Fuera trajes y corbatas, maletines y coches oficiales. Ayer las Cortes de Aragón recibieron, por un día, a unos diputados a la baja, por su tamaño no por su valía.

En un nuevo pleno infantil escolares de los colegios Virgen de la Peana de Ateca, de Zaragoza, San José de Calasanz de Barbastro de Huesca y Nuestra Señora del Pilar de Monreal del Campo ocuparon los escaños del hemiciclo para convertirse en diputados por un día, en una sesión que ha servido para aprobar de manera oficiosa los pilares de la cantera de la democracia: la paciencia, la escucha y la sostenibilidad.

El pleno comenzó con la bienvenida del presidente de la Cámara, José Ángel Biel, quien alentó al auditorio a "hablar y debatir, pero no a discutir" con el deseo de que "algunos de vosotros terminéis siendo diputados".

Cada colegio defendió, ejerciendo de grupos parlamentarios, sus compromisos y valores propuestos "para trasladarlos a situaciones de la vida cotidiana, contribuyendo a su formación como ciudadanos concienciados y responsables que construyan una sociedad más justa". De esta forma, desde Virgen de la Peana abogaron por la paciencia, la escucha, la ayuda y el respeto, a lo que los oscenses de San José de Calasanz añadieron también una vertiente ecológica: no malgastar agua, respetar la flora y fauna y reciclar para conseguir un mundo mejor. Por su parte, los escolares de la localidad turolense de Monreal del Campo también incorporaron a los compromisos la atención en clase y el respeto a los compañeros.

Entonces llegó el momento de la votación, para lo que se usó la urna destinada a las votaciones más solemnes e institucionales de la Cámara, como la elección del presidente. Uno a uno los escolares pasaron por el frontispicio del hemiciclo para elegir sus compromisos.

Al acabar la sesión, se escucharon las cremalleras de las mochilas de unos diputados a los que les colgaban los pies en sus escaños.