Los accidentes de montaña registrados en Aragón a todo lo largo de 2017 se saldaron con un total de 20 víctimas mortales, un 26 por ciento menos que las registradas en el año anterior que fueron 27.

Este dato ha sido dado a conocer en Los Llanos del Hospital (Benasque) durante una rueda de prensa hecha por el general jefe de la Guardia Civil en Aragón, Carlos Crespo, y el delegado del Gobierno en la Comunidad, Gustavo Alcalde, para dar a conocer el balance de los rescates de montaña del año pasado.

Los datos han sido precisados a Efe por el teniente jefe del Servicio de Montaña en Huesca, Santiago Gómez, que ha destacado el descenso en el número de víctimas mortales como el elemento más importante a resaltar.

Muertes, ha añadido, que en su mayor parte se produjeron durante la realización de rutas y travesías en alta montaña por accidentes y caídas, no necesariamente vinculadas a la escalada.

Las estadísticas indican que en el conjunto de la comunidad aragonesa se llevaron a cabo 407 intervenciones, de las que la mayor parte (392) tuvieron lugar en el Pirineo de Huesca (80 %) y en la Sierra de los Cañones y Barrancos de Guara.

En su conjunto, los equipos de rescate de la Guardia Civil auxiliaron el año pasado a 304 personas heridas y a 282 ilesas, cifra similar a 2016 en cuanto al número de heridos (293) y significativamente inferior al de ilesos (354).

La mayor parte de las intervenciones realizadas, catorce menos que en 2016, se debieron a tropezones y caídas durante la práctica de la actividad del senderismo (38 %), aunque también a cansancio, a extravíos o a una falta de preparación técnica suficiente para hacer frente al reto planteado.

En relación a la actividad senderista, el jefe de los grupos de montaña de la Guardia Civil ha explicado que los accidentes debidos a torceduras se vería minimizado de forma significativa con la elección de un calzado adecuado para transitar por distintos tipos de terrenos.

También ha achacado una gran parte de las intervenciones realizadas a una falta suficiente de planificación de la actividad a llevar a cabo.

Según ha explicado, "a nivel físico, la gente suele venir preparada a la montaña, pero no así a nivel técnico, lo que se trasluce en falta de experiencia".

"Una falta de experiencia a la hora de planificar -ha resaltado- que provoca situaciones de extravío, de agotamiento o de caída de la noche durante el desarrollo de la actividad elegida".

En relación a las operaciones que más dificultades plantearon a los rescatadores, el teniente ha destacado la realizada a mediados de agosto en el pico Balaitus para rescatar los cadáveres de dos montañeros fallecidos tras caer desde 150 metros de altura, intervención que se prolongó durante cuatro días.

También se ha referido al rescate, el pasado mes de julio en el mismo pico, de una montañera que fue evacuada en un helicóptero francés con heridas graves debidas a una caída, y que falleció tres días después en el hospital galo al que fue trasladada.

En un tercer caso registrado el pasado mes de junio en el pico Alba, la rápida intervención de los especialistas permitió auxiliar sobre el terreno a dos jóvenes que requirieron ayuda ya entrada la noche.

Ambos jóvenes fueron localizados poco tiempo después por los agentes y protegidos hasta su evacuación en helicóptero, la mañana del día siguiente.