Eduardo Lacasta Lanaspa llegó a estar al frente de 60 inmobiliarias en Zaragoza. Un aparente éxito empresarial que ayer minimizó sentado en el banquillo por alzamiento de bienes. Afirmó que el era "un camarero" y que todo se lo debía a sus economistas "que eran los que verdaderamente controlaban y gestionaban todas las sociedades". Se enfrenta hasta a dos años de prisión por este delito.

Una visión muy diferente a la de uno de sus albañiles, Lario G. D., quien no dudó en asegurar ante la magistrada del Juzgado de lo Penal número 1 de Zaragoza, María Pilar Lahoz, que "aceptó ser administrador de muchas de sus empresas porque no quería quedarme en el paro". "Tengo dos hijos que alimentar, me dijo que era fácil, que no me preocupara porque no iba a tener problemas y ahora me veo aquí, en el juzgado", respondió a su abogado José Ángel Roy.

Este empleado y el propio Lacasta Lanaspa están acusados de realizar una ingeniería financiera entre varias sociedades mercantiles --Gestión Colectiva S.L., Xarda Tres S.L. y Ortiga Center 21 S.L.-- para evitar pagar deudas contraídas con proveedores. En concreto, a un electricista por importe de más de 33.000 euros.

Este empresario, que fue detenido en 2013 por supuestamente descapitalizar Fincas Atlanta, que dirige, y crear un agujero de 45 millones de euros, negó esta acusación, afirmando que si no abonó esa cantidad es porque "los trabajos estaban mal hechos y luego vino la crisis".

También aseveró que las empresas las puso a nombre de Lario G. D., porque así se lo pidió. "Le gustaba vivir bien, conservar su BMW y yo le ofrecí ayuda de esta manera", apuntó.

Lacasta Lanaspa, defendido por Mariano Montaner, fue condenado a seis meses de cárcel por desobedecer a un juez y tiene abiertas otras causas por tenencia ilícita de armas, delito contra el patrimonio histórico y por vaciar sus empresas.