Zakaría H. M. achacó ayer a «una movida de drogas» el estar sentado en el banquillo por intentar violar y luego matar, tirándola por la ventana, a una vecina de la calle Cantín y Gamboa de Zaragoza que le había invitado a casa. Según su versión, llevaba «un mes» viviendo como inquilino en la vivienda, y aquel 21 de mayo se había ido porque iba a haber una fiesta y él no las aguanta, porque no bebe.

Según apuntó su defensa, la víctima, S., probablemente se intentó suicidar, y a él le acusó luego porque le había «robado droga». De ahí que la abogada del joven, con cerca de 40 antecedentes por robo y otros delitos con apenas 20 años, y condenado siendo menor de edad por incendiar el piso donde había dejado a otra joven, tras robarle, pidió su absolución.

Bien distinta fue la versión de la víctima, apoyada por la del jefe del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional, que investigó el caso. La mujer negó que le conociese antes de esa noche, y que tuviera ningún inquilino, ya que vivía sola con su hijo, que en esa época se había mudado a Salou.

La noche del día 20, explicó, cenó con unos amigos, pero luego continuó de marcha y acabó por conocer a Zakaría H. M. y a un amigo suyo en un bar, invitándoles a tomar la última en casa. Sin embargo, a lo largo de la noche ellos llamaron a más gente, sin su consentimiento, y la casa acabó llenándose de gente.

La mujer, rusa, tuvo cierta dificultad para expresarse, sin que se considerara necesario por los magistrados de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Zaragoza que interviniese un intérprete. Así, no quedó muy clara la línea temporal a lo largo de la noche y el día siguiente. Pero sí que, en un momento dado, reprochó a Zakaría H. M. que le hubiese llenado la casa y no se quisiera ir, y él acabó por agredirle, arrancarle la ropa y finalmente, la agarró y la tiró por la ventana.

No fue tan contundente en cuanto al intento de violación que en anteriores declaraciones había contado. Ayer admitió que no recordaba si él llevaba ropa interior -sí que iba sin pantalones-. Aun así, la Fiscalía y la acusación particular, ejercida por Ignacio de Loyola Rada, la vieron probada por otras pruebas (como la pieza dental que se arrancó al morder al agresor) y pidieron penas de 10 y 12 años, respectivamente, e indemnizaciones de entre 28.000 y 36.000 euros.

Con ellas se intentarían compensar las graves lesiones que padeció la mujer tras la caída de 8 metros, que en principio fue tomada como suicidio, hasta que despertó y lo pudo contar.