El acusado de asesinar a un hombre en plena calle en Valladolid el 21 de noviembre de 2011 ha asegurado hoy que no mató a la víctima, marido de la mujer con la que inició una relación sentimental en 2009 y de la que ya había sido novio en la adolescencia.

La vista oral contra J.M.M.F., agente del Cuerpo Nacional de Policía en el momento del suceso en Zaragoza, ha comenzado hoy en la Audiencia Provincial de Valladolid con la elección de un jurado popular, tras lo que se ha desarrollado la declaración del acusado por la tarde.

El encausado ha reconocido a preguntas del fiscal que fue novio de la infancia de la esposa del hombre fallecido y que más tarde, en 2009, iniciaron otra relación sentimental debido a que ambos no eran felices en sus respectivos matrimonios.

"En principio fue una relación de amistad pero luego fue a más. Moralmente puede estar mal visto pero los dos nos queríamos y queríamos continuar con la relación", ha manifestado el acusado.

J.M.M.F. ha asegurado que la víctima se enteró de la relación y le hizo llamadas telefónicas porque quería "pararle los pies".

También a preguntas del fiscal ha reconocido que el 15 de noviembre de 2011 acudió a Valladolid desde Zaragoza, donde estaba destinado, para romper la relación de amistad que entonces mantenía con la mujer de la víctima, aunque no pudo hablar con ella todo lo que le hubiera gustado.

En ese sentido, ha explicado que volvió a la ciudad vallisoletana a primera hora de la mañana del 21 de noviembre de 2011, día del crimen, para romper definitivamente la relación "de amistad" antes de que la mujer entrase en su puesto de trabajo, ya que no quería hacerlo por teléfono.

Según ha indicado, llegó más tarde a la ciudad de lo que tenía previsto y aparcó su coche cerca del domicilio de la mujer porque pretendía permanecer en Valladolid hasta que ella saliese del trabajo.

Tras andar por la zona varios minutos, regresó a su vehículo para volver a Zaragoza por unas molestias que tenía en la rodilla, y fue entonces cuando observó una actuación policial situada alrededor del coche de la víctima, vehículo que conocía por la relación sentimental que había mantenido con su esposa, ha explicado.

Decidió abandonar la zona sin saber lo que había ocurrido por temor a que la víctima le reconociera, ha relatado.

Antes de la declaración del encausado, el fiscal ha expuesto la calificación provisional del ministerio público y ha explicado que el 21 de noviembre de 2011 el encausado acudió a Valladolid "con la firme decisión" de acabar con la vida del marido de su amante, ya que este era su "principal obstáculo" para continuar con la relación con la mujer.

Ante la negativa de la esposa de la víctima de abandonar su domicilio familiar e iniciar una vida en común con el acusado, este "ideó un plan" para asesinar al marido, ha explicado.

"El móvil del crimen fue pasional y no económico", como, a juicio del fiscal, quiso fingir el acusado al llevarse un bolso bandolera que portaba la víctima el día del suceso.

El representante de la Fiscalía ha considerado que el encausado cuenta con "ciertos conceptos" sobre las técnicas de investigación de los Cuerpos de Seguridad del Estado al ser Policía Nacional.

El acusado se trasladó el día de los hechos de Zaragoza a Valladolid, donde esperó en la calle a la víctima, a la que asestó dos cuchilladas, tras lo cual emprendió una huida en la que se lesionó la rodilla, ha indicado el fiscal.

Los abogados de las acusaciones particulares, que representan a la viuda de la víctima y a sus hijos, han coincidido en el desarrollo de los hechos relatados por el fiscal.

El letrado representante de la viuda ha destacado que se trata de un asesinato "premeditado", en el que el encausado ha medido todos los detalles y cualquier factor que pudiera localizarle en Valladolid el día del crimen.

"No es un crimen por impulso, sino que hubo una estrategia muy elaborada para asegurar el resultado", ha asegurado el abogado.

La letrada de la defensa ha insistido en que "no hay pruebas objetivas directas" que prueben que su cliente cometió el crimen.

Además, ha asegurado que los testigos presenciales no han reconocido con total seguridad al acusado como autor del delito.

Las acusaciones particulares demandan para el encausado veinte años de prisión, mientras que la Fiscalía solicita diecinueve años de cárcel por un supuesto delito de asesinato con la agravante de disfraz , además de una indemnización de 50.000 euros para la viuda y otra para los dos hijos, por un importe de 75.000 euros para cada uno de ellos.