El río Queiles tiene algunas características que lo convierten en un peculiar afluente del Ebro. En primer lugar, su escasa longitud lo convierte en el más pequeño de los ríos que aportan agua directamente al Ebro, y también contribuye con un escaso caudal. Sin embargo, en sus 17,3 kilómetros de vida es capaz de salvar un desnivel de casi 2.200 metros y de cruzar tres comunidades autónomas, Castilla y León, Aragón y Navarra, y lo hace aproximadamente de forma equilibrada, repartiéndose su cuenca por cada territorio un 33% aproximadamente.

Otra de las particularidades es que aglutina un próspero y abundante núcleo agrícola y hortícola, englobado entre Tarazona y Tudela. Sin que se pueda despreciar la industria agroalimentaria, sobre todo en la localidad soriana de Ólvega, fronteriza con Aragón. El agua que abastece y da soporte a esta actividad económica se reparte entre los usuarios a través de un sistema antiguo y complejo.

CANTIDAD DE AGUA: El caudal medio del Queiles en Tudela (Navarra) es de 0,33 metros cúbicos por segundo, lo que supone una aportación media anual de 10,75 hectómetros cúbicos, y en la estación de aforos del embalse del Val esta aportación es de 6,3 hectómetros cúbicos al año. Esta es la aportación real de un río que, en régimen natural, antes de las detracciones, rondaría los 50 hectómetros cúbicos al año. Comparándolo con cuencas de otros ríos, el Queiles padecerá notablemente las consecuencias del cambio climático. En el año 2050 podrían descender los recursos hídricos incluso por encima del 15%. El régimen hidrológico se ha modificado por diversas circunstancias, como la construcción del embalse del Val, que varió el del Queiles y el de su afluente Val. En este caso, por el efecto de llenado del embalse. En el Queiles, por la derivación de aguas al pantano. También por las tomas de regadíos, sobre todo por la de la acequia de Magallón Grande (que regula la mancomunidad de aguas del Moncayo).

CALIDAD: Los estudios que recoge la documentación previa del plan hidrológico del Queiles indican que el río ha cumplido "los objetivos de calidad en todos los casos", aunque la memoria hidrológica del Gobierno de Navarra indica que el Queiles en Tudela no cumple el objetivo de que el agua tenga calidad suficiente para el riego y la potabilización, por su alta concentración en nitratos, sulfatos y "altos valores de sólidos en suspensión". En principio, esto se debe "a los nitratos suministrados a las explotaciones agrícolas como fertilizante inorgánico así como los nitratos orgánicos procedentes de los purines de las explotaciones porcinas". La CHE indica, no obstante, que para valorar los resultados hay que tener en cuenta que el Queiles en su tramo medio-bajo "tiene unos caudales circulantes muy exiguos debido a las grandes derivaciones presentes que han provocado una mala calidad de las aguas y de los lechos del río". Todo esto y los regadíos y sus retornos hacen que el estado ecológico de la cuenca no sea óptimo, salvo el tramo de la cabecera a Los Fayos, donde el estado biológico es muy bueno.

CAUDAL ECOLÓGICO: El Queiles hasta Los Fayos no presenta problemas de incumplimiento de caudales ecológicos. Sin embargo, en Tudela casi la mitad de los días del año no se llega al caudal mínimo.

USO AGRÍCOLA: Aunque el secano está presente en toda la cuenca y ocupa una gran parte de la actividad agrícola, el regadío cobra especial importancia en el tramo bajo. Y es de especial complejidad al tratarse de una red de acequias antiquísimas que se intercomunican mediante un complicado "sistema de derivaciones". El sistema de riego está formado por un conjunto de acequias principales que toman el agua directamente del río, que van apareciendo a medida que el cauce pierde cota, llegan a interconectarse entre sí a través de sus redes de derivación y riegan el área comprendida entre ellas. Además, se establece una serie de turnos de riego muy complicados, en las doce acequias principales del sistema, a las que hay que sumar la importancia del canal de Lodosa y los numerosos manantiales .