A la ciudadanía tierranoblense la mucha o poca presencia de nuestra comunidad en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) no la emociona demasiado, más bien poco... casi nada. Porque salvo aquellos años tan emocionantes del AVE, la Expo y las partidas específicas (hablo, sí, de cuando Zapatero era presidente del Gobierno), las cuentas del Estado aparecen como un galimatías, un laberinto lleno de trampas en el que no se sabe muy bien qué es verdad y qué mentira. Por eso los PGE supuestamente bondadosos que ahora ofrece Rajoy no parecen apasionar a la opinión pública, salvo a su parte más conservadora.

El propio PAR, socio habitual y habitualmente entusiasta, ha dicho por boca de Arturo Aliaga que Montoro promete más que da (si es que al final da algo, que la cosa aún no ha pasado de proyecto) porque sigue coleando mucho plurianual y las obras se eternizan.

¡Ah, las obras! Por ahí nos pillan siempre. El caso es que, si el PP y Cs consiguen hacer aprobar los PGE presentados en el Congreso, Aragón, con un poco de mala suerte, volverá a inutilizar millones de euros de inversión pública (procedentes de la Administración Central). Son los destinados a ampliar un pantano, el de Yesa, y a poner en marcha otro, Biscarrués. En el primer caso, el coste del irracional recrecimiento ya se ha multiplicado por cuatro y va camino de batir todos los récords de incremento sobre su propio presupuesto original (las obras se adjudicaron por 113 millones y de momento van fundidos 433 millones). Ha sido preciso intervenir una y otra vez sobre los estribos de la nueva presa asentados en laderas que se deslizan con previsible tozudez. Se han expropiado urbanizaciones afectadas por dichos deslizamientos. Es sabido que en materia de seguridad se está jugando con fuego, lo que obliga a invertir más y más pasta en una obra emblemática de misteriosa utilidad. ¿Cómo pretenden amortizar algún día semejante gasto, cuya eficacia en términos de agua disponible para regadíos seguirá dependiendo de los cada vez más enloquecidos ciclos de lluvias-sequía?

Tal vez por eso, de Yesa se habla ya en términos generales, sin especificar. Desde hace tiempo es tan solo una simple evocación mítica, una etérea seña de identidad. Algún día descubriremos que allí hay enterrados 500 o 600 millones que no fueron a destinos más razonables y rentables. Y nos tiraremos de los pelos (o no, que acabamos de saber que una fabrica ubicada en Alcorisa (Teruel) y que producía medicamentos ilegales... ¡fue financiada con fondos del Plan Miner!).

Siguiendo con los embalses, el proyecto de Presupuestos Generales insiste en adjudicar partidas a la construcción de Biscarrués. Los tropiezos en los tribunales no parecen disuadir en este caso a los grandes servidores de la ley (Dura lex, sed lex y todo eso), emperrados en joder el último tramo natural del Gállego, donde ha prosperado uno de los destinos turísticos más interesantes de Aragón. Un tiro en el pie.

¿Los intereses de Aragón? Bueno...Si de pantanos se habla, serán más bien los intereses de las grandes constructoras con FCC y ACS a la cabeza. ¡Otra vez Florentino! H