Aitana está recién vuelta de Estados Unidos y es ya una adolescente saludable. Tiene 13 años y los últimos tres los ha pasado sometiéndose a complejas operaciones en el Children's Hospital de Boston. Pero el esfuerzo ha merecido la pena. El suyo y el de sus padres, que han hecho todo lo que estaba en su mano para conseguir los 300.000 euros que ha costado devolver la esperanza a su pequeña, que nació con una grave enfermedad de los pulmones y el corazón.

"Ahora Aitana ya hace una vida casi normal, aunque al colegio, por orden facultativa, aún no puede ir, por el riesgo que entrañaría un contagio", explica Luis Miguel García, su padre, un mecánico de 51 años que ha consagrado su vida, junto a su esposa, para salvar a Aitana, después de que en el 2006 les dijeran que "no se podía hacer nada" por la menor.

"Nació sin la principal vena que une el pulmón al corazón y en Boston han hecho una intervención quirúrgica tras otra con el objeto de reconstruirla", informa el padre. "Se trata de la primera vez que se hace algo así en el mundo, aunque no es un tratamiento experimental porque se aplican las técnicas más avanzadas", aclara.

La pequeña recibe tres horas de clase a la semana en su domicilio de Tarazona, algo que su progenitor considera insuficiente. "Ahora está en muy buen momento, es como una esponja que lo absorbe todo y ha empezado a hacer punto", dice Luis Miguel.

TRES FASES

Las operaciones de Aitana se llevaron a cabo en tres fases y cada una de ellas se abordó de forma diferente para conseguir la financiación necesaria. En España, tras peregrinar de hospital en hospital, los médicos habían dicho que el estado de la medicina no permitía dar una respuesta al grave problema de Aitana, a la que ya se le habían cambiado las válvulas del corazón.

"La primera intervención americana, en el 2010, se cubrió gracias a las donaciones y ascendió a 175.000 euros", señala el progenitor. La segunda operación supuso una masiva movilización social para recoger tapones de plástico con los que sufragar el coste del tratamiento del doctor Pedro del Nido, en Boston. Varias empresas se unieron al esfuerzo y la prensa prestó una atención inusitada al sobrecogedor caso de la niña turiasonense.

La idea de los tapes fue de una familia vasca que se hallaba en una situación similar. Y funcionó a la perfección. Desde finales del 2011 hasta febrero del 2012 se recogieron 450 toneladas de tapones, una cantidad suficiente para dar otro empujón al prolongado tratamiento.

La tercera etapa fue también compleja y Luis Miguel García, que sacó adelante una fundación bajo el eslogan Una sonrisa para Aitana, logró ganarse el apoyo del Gobierno central. "Se implicaron Ana Mato y el Sistema Nacional de Salud, que dijeron que la sanidad aragonesa debía asumir el coste de la última operación", asegura el padre, que recuerda con amargura cómo no consiguió "ninguna ayuda" del Ejecutivo de José Luis Zapatero.

"La última operación, en septiembre pasado, duró 12 horas y requirió tres meses de estancia en Boston", afirma García, que califica la recuperación de Aitana de "espectacular".

Hace 13 días la familia García regresó de Boston. El padre, que es mecánico y tuvo su propio taller, está en el paro como consecuencia de su plena dedicación a la salud de su hija. Por eso la pasada semana visitó al grupo socialista en el Congreso de los Diputados , donde explicó su caso y recibió disculpas por la negativa del anterior Ejecutivo a sufragar el tratamiento de Aitana.