--¿Está satisfecho con las encuestas, que en las últimas semanas ponen a su formación entre las que más crece?

--Así como Podemos recogió hace unos meses el enfado de los electores, nosotros estamos canalizando la ilusión de muchos españoles que han decidido no dar más oportunidades al PP y al PSOE, al menos a corto plazo, pero no están decididos a apoyar a quien solo quiere destruir lo hecho. Aprecian lo que nosotros defendemos: una economía de mercado regulada y un sistema de bienestar que es razonable y compatible, junto a una Constitución que reformada sigue valiendo.

--Pero se presenta como el gran reformista...

--Defendemos reformas en el ámbito económico y en el democrático. También en el político y el educativo, que es fundamental. Proponemos modernizar una España de ciudadanos libres y con igualdad de oportunidades, reconstruir el proyecto común fomentando lo que nos une y desterrando a los corruptos de la vida pública. Ese planteamiento funciona porque no va contra nadie. Mi enemigo no es ni el PP, ni el PSOE ni Podemos, sino el paro, la corrupción y la pobreza.

--¿Cree que su partido se aprovecha recogiendo el apoyo del votante defraudado del PP?

--En parte puede ser, pero es simplificar la sociología del voto. En determinados asuntos sociales, Ciudadanos es un partido progresista y muchos votantes de izquierda pueden pensar que sus partidos tradicionales no han sabido defender eso y nos puede apoyar. Además, hay mucha gente que votó al PP para quitar al PSOE y ahora se siente defraudada. En España hay 3 o 4 millones de personas que no son de ningún partido, y buscan un proyecto centrado. Ahí está Ciudadanos, dentro del grupo liberal de grandes partidos europeos. En España hemos sido de rojos o azules y hay muchos españoles que no se sienten representados por esa dicotomía.

--¿No hay pocas diferencias con UPD, partido con el que usted ha intentado coaligarse?

--Siempre he defendido, y no renegaré de ello, que éramos partidos con muchas cosas en común y habría sido interesante esa unión. Pero hemos planteado cuatro veces la alianza y UPD no ha querido a pesar de que lo hemos intentado. Rosa Díez quería seguir con su proyecto y ahora Ciudadanos triplica a UPD en intención directa de voto en los sondeos. Tengo la sensación de que muchos ciudadanos premian nuestro proyecto de país por encima del proyecto de partido, que es la diferencia esencial entre el planteamiento de Díez y el nuestro. Nosotros venimos de una plataforma civil amplia, y ella viene de la escisión de un partido y de una lógica política que no busca un cambio real.

--Sin embargo, ¿Ciudadanos no es también un proyecto muy personalista, el de Albert Rivera, una persona que tiene un carisma y una imagen a la que se asocia indefectiblemente con su partido?

--Todo proyecto necesita buenas ideas, un equipo y un liderazgo. No negaré mi papel de cabeza pensante de este movimiento civil. Y no me pesa esa responsabilidad. Pero tenemos un gran equipo, un gran banquillo y muchas ideas sensatas. Quiero construir un proyecto que no sea de nadie, aunque no reniego de ejercer el liderazgo. En mayo, cuando tengamos representantes en los parlamentos y las ciudades de toda España, se verán muchas caras y liderazgos.

--Muchas caras, con orígenes ideológicos dispares. ¿Se construye así un proyecto político?

--Cuando uno configura una corriente de opinión que pretende ser mayoritaria, tiene que sumar. Suárez, González o Aznar, que han sido los tres presidentes con proyecto de país, tuvieron que aglutinar a muchas personas de sensibilidades distintas. Yo no pido pedigrí a nadie, ni me interesa dónde estaba hace veinte, diez o cinco años. Solo le pido compromiso con nuestro ideario, nuestros valores y que no confunda esto con partidos en los que pudo militar anteriormente. También le digo que el 90% de nuestra militancia participa por vez primera en una organización política.

--Entre sus propuestas de índole económica, hay una que llama la atención: una reducción del IRPF para compensar a aquellas personas con bajos salarios. ¿Puede explicarla?

--Con esa propuesta, la izquierda nos ha acusado de liberales y la derecha de socialistas. Esto es un clásico en España, pero hemos hecho algo bien: fomentar la economía de mercado y oponernos a la renta básica que propone Podemos y que en realidad desincentiva el trabajo porque no se puede dar mil euros a quien no trabaja. Queremos ayudar a través de la renta a quien quiere trabajar y compensar así los salarios bajos. Hay siete millones y medio de españoles trabajando que no llegan a final de mes. Para que la economía de libre mercado funcione, nadie puede quedarse fuera. Tienen que consumir y pagar impuestos. El PP ha sido insensible con la clase media, la ha decapitado y nuestra propuesta quiere reforzar a quien se cae del barco y también a reforzar los motores del barco. Estimular a las pymes y los autónomos y que las cajas rescatadas puedan dar líneas de crédito obligadas por el FROB a sectores que creen empleo.

--¿Eso no supone que el Estado compense una cuestión que deberían asumir las empresas?

--No es incompatible con un modelo de salario mínimo, pero hay mucha gente con sueldos entre 650 y 1.000 euros netos que no llega a final de mes y es lo que queremos atajar. Esta medida no fuerza a que quien contrata baje salarios, porque ya los ha bajado. Por otra parte, son medidas excepcionales en un país con un 24% de paro. Todos salimos ganando con esta medida. A quien trabaja se le ayuda y a quien no trabaja se le estimula para que lo haga, además de que tiene que haber unos servicios sociales reforzados. No venimos a dar clases a nadie, pero con la que han liado, hay que tener ideas y debatir para salir de la situación de emergencia.nacional y no estamos en las instituciones. Entiendo las limitaciones, pero el cambio que viene en España y los debates que están más en la calle que en el parlamento, hará que en Aragón haya representación en las Cortes y se verá el trabajo.

--¿Con quién pactará?

--No criminalizo a nadie ni niego el pacto con nadie, pero queremos sentarnos y ver para qué pactamos. No será a cambio de sillas, direcciones generales y subvenciones. Pactaremos, pero para conseguir cambiar las cosas. Ciudadanos, como Podemos, no viene para que todo siga igual. PP y PSOE tienen que enmendarse mucho y Podemos tiene que modernizarse, porque es un partido nuevo con ideas viejas.

--Aragón, como en Cataluña, hay una cuarta administración. ¿Qué hará con las comarcas?

--Proponemos municipios con servicios fusionados. Hay que eliminar diputaciones y consejos comarcales. Es más útil un consejo de alcaldes con mancomunidad de servicios y eliminar el clientelismo que algunos han creado en las comarcas.

--Con su propuesta de fusión de municipios, en Aragón quedarían solo 20 para un territorio extensísimo. ¿Cómo puede aplicarlo en una comunidad donde el 90% de sus localidades tienen menos de 5.000 habitantes?

--La reacción a esa propuesta ha sido desmedida. Se trata de fusionar competencias, no de suprimir escuelas o campanarios de iglesias. Solo que se mancomunen servicios entre ayuntamientos pequeños. El objetivo es potenciar el ámbito municipal y que este no sea insostenible. Hay ayuntamientos en quiebra, y debemos incrementar la financiación local, pero que esta no consista en los terrenos que recalifiquen. Que no nos cueste más el collar que el perro. En otros países se siguió el umbral de suprimir los de menos de 5.000 habitantes, y quizá aquí la realidad sea distinta. Pero la idea es que España pase de 8.300 municipios a 1.500. Junto a la supresión de diputaciones, nos ahorraríamos 10.000 millones de euros que repercutirían en beneficio de los servicios públicos.

--¿Está satisfecho con Ciudadanos en Aragón?

--Estoy satisfecho a nivel organizativo, pero es verdad que el partido es aún muy desconocido en muchas comunidades. Llevamos poco tiempo a nivel