Una dieta equilibrada no es una dieta saludable. Este es uno de los mitos alimentarios que Aitor Sánchez, dietista-nutricionista e investigador, se encarga de desmentir en sus charlas. Sus afirmaciones, dice, generan «respuestas diferentes» en sus receptores, pero apunta que

«a nadie le gusta descubrir engaños». Y menos con lo que se come. Sánchez, quien impartió esta semana un workshop en la sede de DKV en Zaragoza sobre cómo vivir sin azúcares añadidos, asegura que divulgar es su «pasión» y no está «metido en este mundillo» por intereses.

«Hay quien lo puede interpretar con abnegación, como una conspiración, pero no es así. Agentes externos, que logran beneficio económico, nos han determinado cómo debemos comer y que eso es lo sano, pero es incierto», dice Sánchez. Esta «imposición» es lo que el nutricionista ha definido como Dietarquía. «El concepto surge para visibilizar las estructuras alimentarias y pone encima de la mesa cómo nos han dicho que hay que comer. La publicidad transmite día a día falsas creencias que perpetúan en el tiempo y quedan establecidas, pero no es la solución de salud siempre», cuenta.

Sánchez es claro: «Todo el mundo se toma para desayunar unas galletas, pero no un arroz con alcachofas. Y, realmente, es mucho más sano». La mentalidad y las estructuras alimentarias pueden y deben cambiar. Y, con ello, se pondría cierto freno a la ya considerada epidemia de la obesidad, principalmente en población infantil. «España está a la cabeza ya, por delante de EEUU. La obesidad es el fiel reflejo del nivel social de un país, de sus políticas. Tenemos pobreza infantil que se da en familias con pocos recursos, donde hacen un mayor consumo de productos menos sanos, más económicos, y con más perjuicios», dice Sánchez.

Comedores escolares

Al final, el «conflicto de intereses» mueve gran parte del mundo alimentario, sin mirar a la sociedad. «Se requieren de políticas de defensa de la salud, no de estrategias ni planes específicos, sino leyes que establezcan y prohiban ciertas cosas como las máquinas de vending. El personal sanitario también tiene responsabilidad», añade el nutricionista.

También se refiere Sánchez a los menús de los comedores escolares, que son un «claro ejemplo» de dieta equilibrada no saludable. «El equilibrio se refiere a una proporción de nutrientes, pero eso no es saludable siempre. Cuando la familia ve el menú está perfecto, todo cuadrado, pero hay proteínas que no te ofrecen alimentos como patatas fritas, salchichas o según qué postres», indicó.