El alcalde de Villanueva de Sijena (Huesca), Ildefonso Salillas, ha asegurado hoy que el consejero de Cultura de la Generalitat, Santi Vila, "falta a la verdad" al decir que partes de las pinturas murales del Monasterio de Sijena no han salido nunca del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC).

Con esta afirmación, Salillas sale al paso de las afirmaciones hechas por el responsable político catalán tras hacerse público el auto de la juez de Huesca que da un plazo de 20 días al MNAC para presentar un plan para un traslado de las pinturas al cenobio que garantice su seguridad y conservación.

Para rebatir al consejero catalán de Cultura, el edil de Sijena ha elaborado un informe en el que incluye abundante documentación obtenida a lo largo de los años ochenta y noventa del pasado siglo en la propia institución museística catalana respecto a los avatares sufridos por las pinturas.

La documentación que obra en poder del consistorio de Sijena señala que en 1970 varios bustos de los pintados en los intradoses inferiores de los arcos de la Sala Capitular viajaron al Metropolitan Museum de Nueva York para una exposición titulada "El año 1.200".

Tres años más tarde, se volvió a montar la sala para su inauguración al público, pero en 1987 se desmontó de nuevo por recomendación de expertos que habían detectado un proceso de deterioro perjudicial para las pinturas.

Los informes en poder del Ayuntamiento de Sijena revelan que un arco completo de la Sala Capitular, el único que conserva la policromía original al salvarse del incendio registrado en la Guerra Civil debido a que se encontraba tapiado, fue trasladado a Londres para ser expuesto en The Hayward Gallery.

Este arco, que Salillas considera el más valioso de la colección debido a su estado de conservación, muestra escenas del Antiguo Testamento como la entrega de las Tablas de la Ley a Moisés, la unción de David o la adoración del becerro de oro.

El último desplazamiento se produjo en marzo de 1997, cuando varios plafones de la Genealogía de Cristo viajaron al Metropolitan de Nueva York para una exposición titulada "The Glory of Byzantium. Art and Culture of the Middle Byzantine Era".

El responsable municipal destaca que en su poder obran también diversos informes internos del MNAC que advierten de procesos de deterioro de las pinturas debido a la falta de un proceso de conservación adecuado.

Así, en abril de 1995, los técnicos Inma Amorós, Anna Carreras, Reyes Jiménez y Nuria Pedregosa plantean la posibilidad de recuperar la capa pictórica original de los murales, oculta sobre los repintados que hizo Gudiol tras el arrancado de las paredes de la Sala Capitular.

Este informe señala que la intervención de Gudiol constituye una "interpretación personal, sin rigor histórico", y advierte de que en el momento de ser arrancadas las pinturas no se tomaron las medidas oportunas para fijar el color levantado.

Estos expertos detectan, además, errores en la ubicación de algunas de las figuras, y constatan que tres de los arcos sufren graves desprendimiento y los dos restantes sólo "pequeños desperfectos".

La documentación aportada incluye un escrito de la jefa del Servicio de Restauración del MNAC remitido en junio de 1994 al responsable de Mantenimiento del museo, señor Puig, en el que advierte de la presencia de restos de excrementos de paloma sobre las arcadas.

Unos meses más tarde, en diciembre de ese mismo año, la responsable de Conservación del Románico, Montserrat Pagés, se dirige al director del MNAC en esos momentos, Eduard Carbonell, para advertir de que lo "más grave" hecho por Ramón Gudiol al restaurar las pinturas fue pintarle una oreja a un águila.

La propia Pagés reconoce en su informe que esta incorrección histórica fue detectada por un investigador norteamericano llamado F.Schuler.

En enero de 1995, un técnico del Departamento de Documentación del MNAC, Jordi Casanovas, envió un comunicado interno al jefe de Restauración del museo, Joan Bolet, para informarle de que en las tareas de reordenación de algunos de los fondos habían "aparecido" dos plafones con cuatro figuras que decoraban los arcos de Sijena.

A juicio del alcalde de Sijena, estos documentos y comunicaciones cuestionan el cuidado y la conservación llevada a cabo en la institución museística en relación a las pinturas murales del monasterio, y confirman que pueden ser desplazadas "a través de mares y océanos".

Respecto a la afirmación de Vila de que las pinturas de Sijena nunca han salido del MNAC, Salillas subraya: "una de dos, o no ha mirado bien en los archivos del museo, o le falsean la información para dejarle en ridículo".