Cuatro ministros, dos secretarios de Estado, cargos orgánicos, diputados, alcaldes y un presidente del Gobierno de España. Y eso que finalmente la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría no pudo desplazarse a Zaragoza. La celebración de la 23 reunión intermunicipal del PP en el Palacio de Congresos de la Expo fue toda una exhibición de músculo y unidad del Partido Popular.

El cónclave se organizó con eficiencia y exactitud en un tiempo récord. La intención de fondo era clara: lanzar un mensaje a las autoridades catalanas. El PP tiró de cifras electorales para destacar su implantación en prácticamente todas las áreas de la sociedad, aunque esos votos no sean tan brillantes al este de la frontera aragonesa.

El presidente Mariano Rajoy señaló que los populares son los que tienen presencia en mayor número de alcaldías y diputaciones. «En todos los rincones de España siempre hay alguien comprometido con nuestra forma de hacer política», destacó. En medio del discurso triunfalista únicamente se olvidó de precisar que en Cataluña tienen una representación municipal escasa, con solo dos alcaldes y poco más de doscientos concejales.

Los corrillos estaban tan preocupados por la llamada deriva soberanista como por el papel desempeñado por el PSOE en los últimos meses. De hecho, una de las mesas redondas evidenció que los populares se han quedado como oposición en las principales ciudades españolas en una maniobra de la que culpan a los socialistas. «Han cometido un error histórico por aupar a Podemos a los ayuntamientos», evidenció el vicesecretario de Política Autonómica y Local, Javier Arenas.

Más allá del mensaje público lanzado por los dirigentes populares, el foro permitió que concejales y alcaldes analizaran algunos retos concretos. El secretario de Estado para las Administraciones Territoriales, el aragonés Roberto Bermúdez de Castro, moderó una mesa para analizar el problema demográfico y proponer soluciones desde las entidades locales.

La vicesecretaria de Estudios y Programas, Andrea Levy, apostó por que las ciudades sean «inclusivas» y abiertas a toda Europa. Por su parte, el ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, resaltó la importancia de que España esté «a la cabeza de la revolución tecnológica».