Los restos de los reyes Alfonso I y Ramiro II de Aragón han vuelto a descansar hoy en el Panteón Real de la Iglesia de San Pedro de Huesca, tres años después de ser exhumados de sus urnas para hacer un estudio científico que ha permitido conocer, casi mil años después de sus muertes, el perfil genético de la monarquía aragonesa. La inhumación de los restos se ha llevado a cabo en una solemne ceremonia a la que han asistido el secretario de Estado de Infraestructuras, Víctor Morlán, la consejera de Educación y Cultura en funciones, María Victoria Broto, el Justicia de Aragón, Fernando García Vicente, y la alcaldesa de Huesca, Ana Alós. Los restos de los reyes fueron exhumados hace 3 años, junto a los de sus antecesores, madres y esposas, repartidos entre el Panteón Real de San Juan de la Peña (Ramiro I, Pedro I y Sancho Ramírez) y el Monasterio de las Benedictas de Jaca (Condesa Doña Sancha). La directora del Estudio Antropológico y Genético de los Reyes Privativos de Aragón, la forense Begoña Martínez, ha explicado a los asistentes al acto que a pesar de las dificultades que planteaba el estudio a causa de la antigüedad de los restos, se ha conseguido determinar su correspondencia con los personajes reales. Los resultados en torno a Alfonso I el Batallador, cuyos restos fueron identificados en una urna que contenía huesos de otros seis individuos, apuntan a una persona robusta y musculada, como corresponde a la figura de un guerrero, y con la alimentación propia de una estirpe real. La prueba del carbono 14 a los restos de Alfonso I, que reinó entre 1104 y 1134, han confirmado, según la especialista, un "hallazgo extraordinario porque no es habitual en el estudio de personas ilustres que se produzcan estas coincidencias". En cuanto a los restos de su hermano y sucesor, Ramiro II, ha comentado que son "plenamente compatibles" con las características de este soberano, a falta todavía de la prueba del carbono 14. Ha resaltado, sin embargo, que el hecho de que su urna funeraria sólo contuviera sus restos, evidencia que para la comunidad de monjes que habitó el antiguo Monasterio de San Pedro el Viejo fue una persona objeto de culto y veneración. Los restos de estos reyes descansarán ahora en paz de forma definitiva, ya que se ha llevado a cabo un completo estudio radiológico y un archivo digital permanente para la realización de estudios futuros "sin la necesidad de volver a exhumarlos", ha precisado la forense. El perfil histórico de estos dos reyes ha sido detallado por el catedrático de Historia de la Universidad de Zaragoza, Carlos Laliena, para quien ambas figuras son "personajes excepcionales, con rasgos biográficos que los diferencian de sus antecesores". De Alfonso I, hijo de Sancho Ramírez, ha destacado su lucha continua contra el poder musulmán, que le llevó a conquistar en 1118 Zaragoza y el Valle del Ebro, y las relaciones que mantuvo con los reinos del sur de Europa. En su opinión, este rey contribuyó a construir Aragón con sus continuas victorias, aunque su capacidad de gobernar se vio ensombrecida con un testamento que sigue siendo una "incógnita" para los historiadores ya que repartió el reino entre la Orden del Temple y la Orden de San Juan de Jerusalén. Esta situación obligó a su hermano, Ramiro II a abandonar la vida monástica y dar "un pequeño golpe de estado incruento" para evitar que se perdiera el linaje de los reyes de Aragón y se llevara al reino al borde de la guerra civil, ha añadido Laliena. Los análisis realizados revelan que los reyes aragoneses eran, en general, altos para la época, sanos y robustos, con un perfil genético "típicamente pirenaico". Los restos de ambos reyes, que han sido recibidos con un introito gregoriano ante el altar central de la iglesia, han sido trasladados en solemne procesión hasta la Capilla de San Bartolomé, donde se ubica el Panteón Real, para su inhumación. Para la consejera de Cultura, la ceremonia celebrada "nos transporta a un pasado histórico que representa la configuración y expansión del reino de Aragón", y que revela el compromiso del Gobierno autónomo con el patrimonio histórico y artístico de la Comunidad. A la finalización del acto, las autoridades han visitado la restauración llevada a cabo en el Panteón Real y en las capillas de los santos Justo y Pastor y del Carmen, cofinanciadas entre el Gobierno aragonés y el Ministerio de Fomento a través del Programa 1 % Cultural, con una inversión global de 360.000 euros.