Escritor

Es el primer aragonés que escribe una novela sobre el Sitio de nuestra ciudad, con el título de Zaragoza sitiada. El cuadro que Goya no pudo pintar (Unaluna ediciones y Fundación 2008).

--Es apenas la primera novela histórica alrededor de los Sitios. Es raro que ese acontecimiento no fomentase más obras.

--Así es; Pérez Galdós hizo la novela Zaragoza , centrada en los Sitios, y hay también una novelita anónima de baja calidad. Eso es todo. Ha sido la historia martirial más importante de toda la historia de Zaragoza.

--¿Se inspira en algún hecho histórico?

--Sí, en el hecho de que Palafox escribió a Goya para que viniese a Zaragoza, para que viese cómo había quedado la ciudad tras el primer Sitio, y para que inmortalizase a través de sus cuadros ese heroismo.

--Y Goya viene.

--Sí, vino a finales de octubre de 1808. Era un hombre mayor ya, que brincaba de los 60. Fue un viaje muy duro. Lo que es un dato a favor del patriotismo de Goya.

--Pero ese cuadro no existe...

--Goya hizo dos bocetos, en uno de ellos aparecían unos muchachos arrastrando cadáveres franceses por el Coso; sobre el otro boceto no se tienen datos pero sabemos que hizo un cuadro donde aparecía Agustina de Aragón. Cuando ve que los franceses llegan a Zaragoza al segundo Sitio, vuelve a Fuendetodos, a su casa materna y allí estuvo poco tiempo. Al poco regresa hacia Madrid pero sin ganas porque Madrid está dominada por los franceses.

--Un Goya que más tarde va a morir a Francia. ¿Era afrancesado?

--Me he documentado y podemos decir que Goya no era afrancesado sino un patriota ilustrado, que propugnaba reformas sociales, frente a sectores reaccionarios de la nobleza y el clero. Tuvo que soportar por otra parte a las autoridades franceses, y realizó algunos cuadros para ellas, de ahí su aparente ambigüedad.

--¿Por qué se fue a Francia?

--Goya era un hombre liberal, amigo de Moratín, de Iriarte, y él no pudo soportar la carga política del antiguo régimen, de Fernando VII.

--Hay una escena muy obscena.

--Sí, cuando la capitulación se entonó un tedeum en el Pilar, en acción de gracias. Y se celebró un banquete para 400 invitados, con las autoridades franceses, en el palacio arzobispal, con cubertería, tapices y arañas, prestadas por el cabildo catedral. Eso contrastaba con las decenas de muertos que en esos momentos estaban tirados en las calles...

--Tremendo.

--Al mismo tiempo hubo deportación de diez o doce mil personas a Francia, ordenada por Napoleón, que prefirieron la deportación que la indignidad y el deshonor.