Los sindicatos de bomberos, en este caso del Ayuntamiento de Zaragoza, están retomando una de sus reivindicaciones históricas, la creación de un cuerpo único en Aragón, con motivo del posible acuerdo --aún en fase de buena intención-- entre el Ayuntamiento de Zaragoza y la DPZ.

Este fue insinuado por el alcalde Pedro Santisteve y el presidente de la institución provincial, Juan Antonio Sánchez Quero, a finales de la semana pasada en relación con el parque de Casetas.

Dos de los sindicatos más representativos del cuerpo en la ciudad, CSI-F y CSL, han mostrado recientemente su interés en llevar más allá este posible acuerdo y aprovechar para poner orden en el reino de taifas que suponen los servicios de extinción en Aragón, bajo el control de los ayuntamientos, las comarcas o las diputaciones según provincias y estructuras. Consideran que la creación de un cuerpo único, formado en la academia de bomberos proyectada en Tarazona, eliminaría disfunciones (por ejemplo de áreas de competencia) y desigualdades entre cuerpos.

Además, para CSI-F, ayudaría a eliminar la figura de los bomberos voluntarios, que para el sindicato suponen no solo "intrusismo laboral" sino un peligro para la seguridad ciudadana por la formación o disponibilidad de los efectivos, que por lógica nunca será igual que la de un servicio profesional.

OBSOLETO

El debate que ha traído a colación este posible proyecto es el del parque de Casetas, una estructura obsoleta que está previsto renovar, desde hace varios años, en unos terrenos a las afueras del barrio. Pero la actual corporación no tiene intención de impulsar su construcción hasta analizar si es la opción más viable.

Su idea es más bien llegar a algún tipo de acuerdo con la DPZ, para que sea esta quien asuma la construcción, dado que la mayoría de los servicios que atiende el parque de Casetas --y, en menor medida, los otros tres de la ciudad-- son fuera de las fronteras de la ciudad.

Y entre las opciones está ubicar el nuevo equipamiento en Utebo, cuyo alcalde, Miguel Dalmau, estaría además encantado. El pleno municipal de la ciudad aprobó el pasado 15 de enero solicitar a la DPZ un estudio de viabilidad sobre el parque, y Dalmau lo planteó en la institución provincial. Según el alcalde utebano, "ya se negoció en su día con el concejal de la anterior corporación de Zaragoza Laureano Garín, y creo que hay que seguir en esta línea". La población está cerca de los 20.000 habitantes que requiere para tener un parque por obligación.

La razón de esta reticencia zaragozana es similar a las competencias impropias --como los servicios sociales, que debería prestar la DGA-- de las que se quejaba frecuentemente la anterior corporación.

En este caso se trataría de emergencias impropias, las que atienden los Bomberos de Zaragoza fuera de los límites de la ciudad, por la sencilla razón de que si no llegan, los lejanos parques de la DPZ --La Almunia, Cariñena, El Burgo de Ebro o Caspe, por ejemplo-- difícilmente envían efectivos a tiempo.

Estos servicios se prestan por imperativo legal (lo contrario podría ser omisión del deber de socorro) pero sin regulación. Y se cobran, según fuentes municipales, a un precio "simbólico", de tasa municipal. El año pasado, por ejemplo, recibió 55.000 euros de la DPZ por 155 de estas salidas a incendios, rescates o falsas alarmas, muy por debajo del precio de coste.

Además de todo esto está la economía. Según el concejal Muñoz, el nuevo parque de Casetas se presupuestó "con pólvora de rey", con un proyecto de 2,2 millones de euros de los que apenas hay 200.000 en caja.