Alicia Suárez se enteró ayer de la muerte de su hermana Ana María en el ataque yihadista de Cambrils ocurrido en la madrugada del viernes. Una fatal noticia que impidió que abandonara la unidad de cuidados intensivos del hospital tarraconense de San Pablo y Santa Tecla, tal y como el personal médico del centro tenía previsto y ya le había comunicado a sus familiares.

De hecho, fueron los propios facultativos los que recomendaron que Alicia se enterara de todo lo sucedido antes de que fuera trasladada a planta, ya que en la uci está monitorizada. Su estado de nerviosismo y de tristeza al enterarse hizo que estos desaconsejaran su traslado a una habitación, a pesar de su mejoría. Esta mujer sufre de varios traumatismos, especialmente en la cadera.

Paralelamente, Roque Oriol, marido de Ana María, continúa ingresado en el hospital Juan XXIII en coma inducido. Según su hermano Mariano y su cuñada Encarna, los médicos le bajaron ayer el nivel de sedación pero la situación no mejoró, por lo que los médicos que le atienden consideraron que había que volver al estado inicial.

ENTIERRO / A esta situación de atención de los heridos, los familiares de las víctimas tienen que añadir el entierro de Ana María Suárez. Una cuestión que según explicó Encarna a EL PERIÓDICO es «un trago muy duro, ya que su marido Roque no va a poderle dar su último adiós ni tampoco su hermana Alicia».

Hoy por la mañana el Instituto de Medicina Legal, en el que se le practicó la autopsia, les entregará el cadáver y emprenderán camino hacia Zaragoza, donde será velado hasta que mañana martes, a las 09.00 horas, se oficie el funeral y se proceda al entierro de esta mujer de 67 añós en el cementerio de Torrero.

Al dolor por la despedida de un ser querido se añade en esta ocasión otro: dejar a Roque Oriol y a Alicia Suárez en una habitación de un hospital sin poder estar cerca de ellos. No obstante, Encarna y Mariano mantuvieron conversaciones con Cruz Roja Española, que se ofreció a estar del lado de los hospitalizados, mientras se producen las exequias por Ana María Suárez. «Nos han dicho que ellos estarán pendientes de toda la evolución y que nos la comunicarán cada vez que se lo pidamos, que intentemos estar lo más tranquilos posibles en esta situación», añadió Encarna.

De hecho, tanto ella como Mariano, el hermano de Roque, destacaron «la atención recibida, tanto institucional como de los médicos». «No tenemos ni horario para ver a nuestros familiares en la uci, los trabajadores del hospital se han volcado con nosotros y no podemos estar más agradecidos», afirmó Encarna, quien resaltó que recibieron la llamada del alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, para interesarse por el estado de las víctimas, así como para dar su pésame por el fallecimiento de Ana María y «hasta nos llamo el jefe Superior de la Policía, no tenemos queja alguna, al menos nosotros». También se puso en contacto con la familia el secretario de Estado para las Administraciones Territoriales, el aragonés Roberto Bermúdez de Castro.

Los familiares de estos tres aragoneses decidieron no acudir a la misa oficiada ayer en la Sagrada Familia por el también aragonés Juan José Omella, por ser el cardenal arzobispo de Barcelona. No fueron por cuestiones de «operatividad, ya que había que estar al lado de los heridos». Desplazarse desde la localidad tarraconense hasta la Ciudad Condal les suponía alejarse, aunque fuera por unas horas, de sus dos familiares ingresados en el hospital.

En Cambrils continúan las muestras de cariño hacia Ana María, los heridos del atentado y sus familiares en forma de ofrenda floral en el paseo marítimo de la localidad.