Dos montañeros, uno de ellos vecino de la localidad oscense de Chía, fallecieron ayer en el Valle de Arán tras haber sido sepultados por un alud. Una tercera víctima se encuentra ingresada en estado crítico. Todos ellos, experimentados montañeros, trabajaban en estudios medioambientales. El vecino de la localidad cercana a Benasque es Gaspar Giner-Abati, de 39 años, y natural de Salamanca. El otro fallecido es Unai Pérez de Arenaza, natural de Bergara y reconocido, entre otros logros, por haber abierto en el 2004 una nueva vía para ascender al Shisha Pangman, de 8.013 metros. Tenía 43 años. El herido es hijo de la Valle de Boí.

El riesgo de aludes en el Pirineo Occidental es marcado, que corresponde a un nivel 3 sobre 5. El accidente se produjo poco después de las 9.30 horas. Estaban cerca del lago Redón, en el valle de Conangles, en las proximidades del GR-11, el sendero de gran recorrido que cruza el Pirineo. «Es el itinerario habitual que se usa en verano para llegar al lago aunque en invierno está lleno de nieve», explicó el responsable del grupo de búsqueda de los Pompièrs de Arán, Juan Miguel Riu, que fue una de las cuatro primeras personas en llegar al lugar de la tragedia.

Se desconoce de momento si fueron ellos mismos, que llevaban esquís, los que provocaron el alud o si este se produjo de forma espontánea. El jefe de una de las víctimas alertó a los cuerpos de rescate de que se había producido el siniestro. Los expertos en este tipo de fenómenos del Instituto Cartográfico i Geológico de Cataluña (ICGC) se desplazarán en los próximos días para aclarar qué ocurrió en la montaña.

Los dos muertos y el herido grave fueron localizados rápidamente por los servicios de rescate. Desde la primera llamada hasta que encontraron al primero de ellos, el superviviente, pasaron 27 minutos. Llevaban ARVA, que es un dispositivo de seguridad para víctimas de avalanchas en la montaña. Además de los Pompièrs de Aran, colaboró el Grupo de Actuaciones Especiales de los Bomberos de la Generalitat (GRAE). No pudieron hacer nada por los otros dos pero evacuaron rápidamente en un helicóptero medicalizado al primer hombre, que estaba consciente pero con múltiples fracturas.

PROYECTO // Ese politraumatismo que sufre el herido aconsejó un segundo traslado del hombre hasta el hospital de Bellvitge, en Barcelona, donde tuvo que ser intervenido quirúrgicamente. Según confirmaron fuentes de la Universidad de Barcelona, se trata de tres personas que trabajaban en un proyecto de investigación del Centro de Investigación de Alta Montaña de Viella.

Cuando se produjo el accidente, el riesgo de aludes en el Pirineo Occidental era de nivel 3 sobre 5. El hecho de que en las últimas horas se hayan registrado copiosas nevadas con episodios de viento complicó la situación, según el ICGC.

La experta de la Unidad de Predicción de Aludes del organismo, Gloria Martí, explicó que se trata de un grado de peligro que habitualmente «da muchos problemas» tanto en el Pirineo como en los Alpes. «Es una situación delicada», expuso, «ya que se forman las conocidas como placas de nieve, difíciles de detectar».

Martí insistió en que lo más importante para quienes salgan a la montaña «es la formación y la información».

La muerte de los dos investigadores en la comarca pirenaica rompe una tendencia positiva. Desde el 2012 no se producían accidentes mortales por aludes en Cataluña, reveló Martí.

También en Aragón se produjo recientemente el fallecimiento de una persona como consecuencia de un alud. Fue a finales del pasado mes de febrero cuando un monitor de esquí murió mientras esquiaba en una zona fuera de pistas de la estación invernal del Formigal-Panticosa, en el Pirineo de Huesca.

El monitor, Martín Royo, tenía 23 años y era miembro de la escuela de esquí de Formigal que, al parecer, esquiaba en esos momentos con otras personas cuando se produjo el alud. El monitor fue localizado bajo la nieve en parada cardiorrespiratoria y se le evacuó con rapidez hasta el centro médico de la estación, pero no se pudo hacer nada por salvarle la vida.