Desde el pasado mes de mayo, en la cartera de servicios del hospital Migule Servet hay una técnica genética que permite, mediante la realización de test a las mujeres, decidir si la paciente necesita o no tratamiento con quimioterapia. "Se analizan los genes y se clasifican como de alto o de bajo riesgo. Si es de bajo, se evita la quimio gracias a ese análisis previo del gen. En Aragón ya se han realizado unos 80 test y hemos evitado que las mujeres tengan que pagar una técnica, que valía 3.000 euros", apuntó el doctor Antón. "Así avanzamos en la personalización del tratamiento", dijo.

También en Zaragoza se están desarrollando unos ensayos clínicos que serían capaces de evitar la caída del cabello en las mujeres tras recibir la quimioterapia. "Se ha aplicado en más de 50 pacientes, con un resultado positivo en el 80% de ellos. Estamos en fase de valoración, pero si se demuestra que la técnica funciona, daremos un importante paso, especialmente a nivel psicológico", precisó Antón.

Respecto a los medicamentos, ha habido avances en varios de ellos, pero especialmente destaca el uso del Kadcyla, que aúna en un solo fármaco un biológico y una quimioterapia. Se trata del primer anticuerpo conjugado y que evita los efectos secundarios propios del tratamiento, como náuseas, vómitos y caída del pelo debido a que se transporta solo hasta la zona afectada por el tumor.