Abdelkader Zerrouki aceptó ayer una condena de un año y tres meses de prisión por haber robado dos camisas de una tienda de Zara, en el paseo Independencia ee Zaragoza, con un valor de 59,90 euros que ya había abonado antes del juicio.

El hombre pretendía ocultarlas bajo la chaqueta, pero al huir de la tienda se topó con una dependienta, a la que según los hechos que aceptó dio "un fuerte empujón", aunque no le causó lesiones. Por ello, lo que iba a ser un hurto se convirtió, por doctrina del Supremo, en un robo con violencia.

SIN ANTECEDENTES

Tanto es así que el abogado del establecimiento pedía inicialmente hasta tres años y tres meses de prisión. Tras el acuerdo alcanzado por su abogado, Julián Guillén, la pena se quedó en el año y tres meses que no cumplirá, al carecer de antecedentes. La condena incluye también una orden de alejamiento de dos años de cualquier establecimiento de la marca. Una medida de difícil comprobación, pero que podría suponerle otra imputación --por quebrantamiento de condena-- en el caso de que le sorprendieran volviendo a las andadas.

El robo tuvo lugar el 3 de marzo del año pasado, a primera hora de la tarde. Zerrouki se metió en unos probadores con dos camisas y salió con ellas ocultas bajo la cazadora, lo cual fue observado por un trabajador que le reprendió. El condenado huyó, pero en su camino se topó con una de las empleadas, que trató de interponerse en su camino. El hombre la agarró del brazo, le dio un empujón y la lanzó contra el ascensor, huyendo después hacia la plaza Salamero.

Pese a la falta de lesiones, el empleo de la fuerza en la huida supone, según reiterada doctrina, que no se trata de un hurto --de hecho, una falta de hurto, ante el escaso valor de las prendas-- sino de un delito de robo con violencia, por lo que el hombre se enfrentaba a una pena de entre dos años medio (según la petición inicial de Fiscalía) y tres años y tres meses según los abogados de la tienda.

Tras el acuerdo alcanzado en el Juzgado de lo Penal número 2 de Zaragoza, el delito se quedó en solo siete meses y medio de cárcel por camisa.