Lorenzo Nieto desapareció, hoy hace un año, del Neuropsiquiátrico Nuestra Señora del Carmen de Garrapinillos, del que salió en bata, pijama y zapatillas, a dar un paseo. Desde entonces, nadie lo ha vuelto a ver. El hombre es uno de los cuatro desaparecidos más recientes en Aragón, casos que mantiene abiertos la plataforma Sosdesaparecidos, y uno de los más de 80 que maneja el Ministerio Interior. Y ejemplifica bien el drama que suponen estos casos para las familias.

Así lo explica su esposa, María Peña Andrés, que destaca, por encima de todo, la comezón de la incertidumbre. «Esperanza, tango poca, la verdad. Mi marido no quería vivir. Sufría una fuerte depresión y por esto estaba ingresado allí. De hecho, había estado otras dos veces. Pero como se supone que lo han revisado todo y no lo han encontrado, no sabes qué pensar, un día crees una cosa y otro, otra», explica.

El aniversario lo viven con obvio dolor, «sin ninguna gana de nada, un poco depresiva, baja de ánimo, yo también. Tengo que seguir, por mí y por mi hijo. Pero es duro porque ni siquiera puedes pasar el duelo, mientras no lo encuentren», explica. Además de otros inconvenientes materiales, como tener que esperar diez años para conseguir una declaración de fallecimiento por ausencia. «Tampoco puedes disponer de tus bienes», añade.

En su caso, a la inquietud se une la indignación porque a su marido, con su cuadro de depresión aguda y declarada intención suicida, le dejasen salir sin control. Según explica, en el hospital «no quieren saber nada». Les demandó por lo penal, sin resultado, y ahora actúa por lo civil.

Durante los primeros días, ella y otros familiares y amigos, también los bomberos, establecieron un amplio dispositivo de búsqueda, en el que además ella se rompió la tibia y el peroné en una caída. El caso no queda en el olvido, y la Guardia Civil le ha comunicado un próximo rastreo con drones, pero su incertidumbre sigue sin cura.