En marzo del 2015, C. M. V. protagonizó, junto a dos amigos, el secuestro y posterior tortura de una joven en la capital aragonesa. En aquel momento tenía 17 años, por lo que ayer fue juzgada como menor de un delito de extorsión y otro de lesiones. Aceptó una condena de un año de libertad vigilada y el pago de una indemnización de 1.000 euros. Una pena muy inferior a la que seguramente se enfrenten sus compinches, S. P. G. y J. V. V., a quienes la Fiscalía podría llegar a pedir las penas máximas por dichos delitos, es decir, 10 años en total a cada uno. La instrucción con respecto a ambos aún no está cerrada.

La joven, que ahora tiene 19 años, se sentó en el banquillo del Juzgado de Menores número 2 de Zaragoza, donde reconoció, asistida por su abogado Alberto Peiró, que secuestraron a una mujer a la que llevaban «bastante tiempo» exigiendo dinero, siempre bajo la advertencia de que sufriría consecuencias negativas para su integridad corporal. Sin embargo un día le recriminaron que la cantidad que había entregado hasta ese momento no era suficiente, que querían más. Atemorizada, acudió a la vivienda de los progenitores de J. V. V., porque se habían enterado de que había cobrado un cheque.

QUEMADURAS

Cuando la víctima llegó al domicilio ya no la dejaron salir. La entonces menor reconoció que, junto a las otras dos personas, calentaron la hoja de un cuchillo con una vela y, acto seguido, pusieron este utensilio de cocina en la palma de la mano, mientras le preguntaban si quemaba.

Seguidamente, manteniéndola sujeta, le hicieron lo mismo con una lima. En esta ocasión le quemaron las piernas, las plantas de los pies y los brazos. También usaron un abrebotellas que calentaron previamente.

La tortura no finalizó ahí. Tal y como denunció la víctima, le metieron la cabeza dentro de un balde de agua unas diez veces con la intención de asustarle. Mientras le dijeron: «esto es para que pagues más». En total, según la investigación, los extorsionadores consiguieron un botín de 50.000 euros.

Según la víctima, los tres jóvenes que la torturaron pertenecen a una banda latina conocida como Blood (sangre), No acudió en un primer momento al hospital por miedo a que volviera a repetirse lo sucedido.