Sin duda, el 2017 está siendo el año de las paperas. Así se desprende de la alta incidencia de esta enfermedad vírica que ya ha afectado en lo que va de año a 322 aragoneses, la cifra más alta desde el 2007 (427) y eso que al año actual todavía le restan seis meses para concluir, con lo que la cantidad final de casos puede acercarse a aquella de hace una década. De hecho, el número previsto de diagnósticos en función de la media de los últimos cinco años era de 114.

Hasta ahora, los 299 diagnósticos del 2013 suponían la cifra más alta de los últimos años, pero ese número ya ha sido ampliamente rebasado en el 2017. A pesar de la alta incidencia, Salud Pública asegura que no hay motivos para la alarma y, de hecho, niega que estemos ante una epidemia. «Hay pequeños brotes muy limitados y cuando hace falta se lleva a cabo la vacunación. Es cierto que este año hay más casos que el pasado, pero entra dentro de lo razonable. Es una enfermedad estacional de invierno y primavera y la previsión es que empiece a bajar», aseguran las autoridades sanitarias.

El caso es que la alta prevalencia es común en otras comunidades, donde, incluso, sí se ha llegado a hablar de epidemia. La razón que explicaría ese considerable aumento de casos alcanza a la vacunación con cepas poco efectivas en los años 90. En Aragón, esas capturas ya se hicieron en su momento, según añaden desde Sanidad.

«Ante estos hechos, no hay que alarmarse, si bien hay que tomar las medidas oportunas para disminuir su transmisión y controlar los brotes», subraya Isabel Lostal, pediatra del centro de salud Actur Oeste en Zaragoza.

De bajón

Y lo cierto es que las previsiones de la Administración parecen cumplirse. Así lo demuestra el hecho de que el boletín epidemiológico, en el que Salud Pública muestra todas las enfermedades de declaración obligatoria registradas en la comunidad, acumula dos semanas consecutivas sin casos. La novedad adquiere relevancia si se tiene en cuenta que, hasta finales de mayo, en tan solo cinco de las 20 semanas del año no se habían encontrado casos. Estos se habían detectado en las tres provincias y, sobre todo, entre los jóvenes. De hecho, la mayoría tuvieron lugar en centros -principalmente institutos- o equipos deportivos.

La parotiditis es una enfermedad vírica, generalmente infantil, que se caracteriza por fiebre e inflamación de una o más de las glándulas salivares, generalmente la parótida, su aparición es estacional, principalmente en invierno y primavera y las complicaciones más frecuentes son la orquitis unilateral, la ooforitis y la meningitis. «El único reservorio es el ser humano, y la transmisión es a través de las gotas infectadas originadas en la orofaringe. La infección puede cursar asintomática, y cuando presenta clínica, el 70% cursa con inflamación de las glándulas parótidas, uni o bilateral, y entre un 20% y un 50% de casos, orquitis, que generalmente va a curar sin secuelas», expone Lostal.

Se recomienda tratamiento sintomático para controlar el dolor y la fiebre alta, no siendo útiles los antibióticos excepto complicaciones bacterianas, y, aislamiento en domicilio entre 7 y 9 días después de iniciada la tumefacción o las manifestaciones clínicas, para disminuir la transmisión en el entorno. «Es conveniente, asimismo, comprobar el estado de vacunación de los contactos, debiendo llevar dos dosis de triple vírica para considerar que se está correctamente vacunado», resume la pediatra.

Desde 1982

La medida preventiva más eficaz es la vacunación, incluida en el calendario del niño en Aragón desde el año 1982. En la comunidad, el año pasado ya hubo un mínimo aumento de los casos (136).

Los grupos de edad que concentraron mayor número de diagnósticos fueron los comprendidos entre 15 y 34 años (43,4%) y entre 0 y 10 (30%). Es en menores de 30 años donde se concentra el mayor número de casos, al ser poblaciones con vacunas que llevaban la cepa Rubini, entre 1983- y 1999, o la cepa Jeryl-Linn. «La baja efectividad demostrada de las vacunas que incluyen estos componentes y la disminución de la inmunidad con el paso del tiempo son la causa principal de los casos en niños y jóvenes», asevera Salud Pública.