--Preside la diputación de una provincia con graves problemas de despoblación, y participa junto con Cuenca y Teruel en un grupo para reclamar al Estado una mayor atención a sus demandas. ¿Cuál es su posición?

--Es un problema grave. Cuando intervine en el Senado, en la comisión de estudio que se ha creado, incidí en la necesidad de crear condiciones favorables para la implantación de empresas, de que haya una fiscalidad diferenciadora que estimule esa implantación. No es lo mismo invertir un millón de euros en una ciudad como Zaragoza que en un pequeño pueblo de Soria. El retorno económico no es igual, y quien se lo gasta lógicamente no quiere hacerlo a fondo perdido. Necesita apoyos y buenas comunicaciones, y en ese sentido en Soria tenemos problemas por resolver. También es fundamental la llegada de fondos europeos para implementar estas acciones, que son las que generan actividad y empleo.

--¿Soria, Cuenca o Teruel están maltratadas por las instituciones?

--Una parte fundamental de culpa la tenemos los propios ciudadanos. No tenemos que echar continuamente la culpa al de al lado o a las instituciones, no basta con ser reivindicativos. Hay que preguntarse también qué hacemos nosotros, qué medidas tomamos, y no estar siempre mirando hacia atrás. Luego, evidentemente, hay decisiones políticas que influyen, eso es obvio. Es cierto que el litoral español se ha apoyado mucho más. Ahí vive el 82% de la población española. El resto, un 18%, se concentra en el interior, que es más del 60% del territorio.

--Están haciendo una fuerte campaña de promoción del turismo de la provincia. ¿Qué puede ofrecer Soria?

-- Soria tiene grandes atractivos naturales y culturales. El turismo representa el 11% del PIB de la provincia, que si se une a su espléndida gastronomía y a la agroalimentación, se eleva al 40%. Esta Semana Santa se ha incrementado un 35% el número de consultas en las oficinas de turismo y la oferta hotelera y hostelera es cada vez mayor y de más calidad. No rechazamos nada, pero buscamos atraer un turismo de calidad que conozca nuestra variada oferta. Tenemos una de las mayores zonas boscosas de Europa, unos recorridos de senderismo muy atractivos, un patrimonio cultural riquísimo y estamos potenciando rutas como la del Camino del Cid, que llega hasta Valencia y Alicante, que tiene que ser un motor en los próximos años. El turismo cultural, en la provincia de los poetas como Machado, Gerardo Diego o Bécquer, y gastronómico, es un filón. Soria es bien acogida en todos los lugares porque es una desconocida y atrae.

--¿Y además del turismo?

--Debemos encontrar actividades relacionadas con nuestro territorio. Tenemos buenos polígonos industriales y bien acondicionados, pero es complejo que se instalen grandes empresas de fuera que pueden elegir otras zonas. El ejemplo claro es la micología. Somos una gran potencia, pero al final quién envasa y comercializa ese producto. Tenemos que conseguir que no sean empresas instaladas fuera.

--Es un problema estar cerca de comunidades pujantes o incluso con regímenes fiscales más ventajosos, como Navarra, La Rioja, Zaragoza o País Vasco?

--De cada problema siempre hay que buscar las ventajas y ver la parte positiva. La queja no conduce a nada. La gente tiene que despertar. Ahí tiene una parte de responsabilidad las administraciones, pero también los propios ciudadanos.

--Cómo son las relaciones con Aragón, donde residen más de 40.000 sorianos?

--Extraordinarias, de cooperación y de entendimiento a nivel provincial y me consta que hay acuerdos en el ámbito autonómico. También tenemos discrepancias, como la mina de Borobia, que tiene rechazo en Aragón y que nosotros consideramos que será una buena fuente de riqueza y debe salir adelante con todo el respeto a lo medioambiental. Pero salvo esos escollos, tenemos una gran relación y así debe ser. Y será mejor cuando mejoren las comunicaciones e infraestructuras. Eso es fundamental.