Anulado el juicio a un soldado que se quedó un obús de San Gregorio

El hombre fue condenado por el Tribunal Militar Territorial Primero a una multa de 1.080 euros, por un delito contra la Hacienda Militar en su modalidad de apropiación indebida. Pero inicialmente le imputaban la variante de hurto, y el Supremo concluye que se ha vulnerado el principio acusatorio (no se puede condenar por algo de lo que no se acusa), y anula y ordena repetir el proceso con otros jueces.

Según recogían los hechos probados de la sentencia, todo se descubrió cuando, la tarde del 23 de abril del 2014, la Policía se presentó en casa del soldado con motivo de una aparente riña conyugal, en la que se escuchó una detonación. Localizaron a la casera, y esta les abrió la vivienda, que estaba vacía y con un agujero en la tarima fruto de una pequeña explosión. Una vez que se presentó el soldado, con su mujer y su hijo, dio permiso para que los Tedax se hiciesen cargo de otros proyectiles que guardaba.

Entre ellos figuraba uno que, según se certificó, provenía del ejercicio de tiro en San Gregorio, con los vehículos Pizarro de su unidad. Por un fallo del sistema de alimentación del cañón Mauser del blindado, uno de los proyectiles falló y fue arrojado a la caja de recogida de las vainas percutidas. El soldado, tras volver a la base el Goloso de Madrid, se lo llevó.

El fiscal entendía que la afección a la Hacienda Militar era por hurto, pero finalmente le condenaron por apropiación indebida, porque no era quedarse algo que no fuera suyo, sino algo que estaba bajo su custodia. Entendían que la apropiación indebida es otra graduación del delito.

Los magistrados no son especialmente duros con el cambio de calificación, más bien con el legislador. Juzgan que la descripción del delito del Código Penal Militar del 2015 «no se caracteriza por su depurada técnica, pues acumula en un párrafo diversas conductas heterogéneas» como el robo, el hurto o los daños.