El Servicio General de Apoyo a la Investigación (SAI) de la Universidad de Zaragoza precisan mejoras tanto a nivel de personal como de infraestructuras. Esta es una de las principales conclusiones que podrían extraerse del plan estratégico del SAI y de los servicios científico-técnicos en el área biomédica --tanto de la institución académica como del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS)-- que, a expensas de ser aprobado, expone una serie de actuaciones a realizar entre el 2016 y el 2019 de cara a dar soporte científico y técnico a los investigadores, de los grupos, departamentos, centros, institutos de investigación y otras estructuras tanto de la universidad como del IACS en el área biomédica.

Este respaldo está basado en aspectos como la profesionalidad de su personal o en una infraestructura de calidad. Estos ámbitos ocupan dos apartados completos de los cinco que componen las líneas estratégicas. Así, en cuanto a personal, el plan --que persigue una optimización de recursos-- advierte de la necesidad de potenciar la motivación, así como mejorar su formación.

MOTIVACIÓN

"No es posible disponer de unos servicios de calidad sin personal suficiente, con formación especializada e implicado en los mismos", expone el texto, que insta a "analizar las cargas de trabajo en cada servicio y sus necesidades de personal especializado y crear un marco en el que se analicen vías con las que se puede incrementar la motivación, se favorezca el reconocimiento de la labor que realiza el personal técnico y se potencie su formación para que puedan estar al día en el avance de las técnicas que son de su ámbito". En ese sentido, se incluirían actuaciones como la potenciación de vías de cooperación entre distintos servicios.

Aunque es el capítulo destinado a las infraestructuras al que el plan estratégico dedica una especial atención. "Hay que definir un plan. El SAI y los institutos de investigación deben ir avanzando conjuntamente, pero el coste de las infraestructuras científicas es tan alto que no se pueden comprar de hoy para mañana, sino que debe acogerse a una planificación para tres o cuatro años", indicó Luis Alberto Angurel, director del SAI.

Estas necesidades son dinámicas. Un ejemplo paradigmático en el área biomédica es el caso del animalario. Ofrece a la universidad, así como a otros centros de investigación, una serie de servicios que permiten prestar apoyo a investigaciones que requieran realizar pruebas con animales vivos (rata y ratón, principalmente)."Tenemos un gran animalario, pero cada vez hay más grupos de investigación que lo necesitan y eso hace que se hagan más necesarias las mejoras en alojamiento de animales y laboratorios que hay en su interior. Se inauguró hace dos años y ya es necesario volver a invertir en él", aseguró Angurel.

Otra de las necesidades de infraestructura es la actualización de las instalaciones de alojamiento de grandes animales debido a un cambio de normativa que obliga a adecuar espacios mayores para alojarlos.

EFICIENCIA

Además, la convocatoria de infraestructuras publicada hace un mes ha mostrado la necesidad de acometer una inversión cercana a los 3 millones de euros en dos años en actualizaciones de equipamientos del SAI y otros que solicitan los institutos de investigación para integrarlos en los servicios generales. "No se trata de exponer las necesidades como de plantear cómo planificar los equipamiento. Es cuestión de definir qué infraestructura necesitan los investigadores y cuál es la mejor forma de usarla y la más eficiente", añadió el director del SAI.

El reciente acuerdo de financiación rubricado con la DGA contribuye decisivamente a facilitar ese planteamiento. "Permite planificar y pensar a largo plazo. Está claro que no puedes comprar ahora todo lo que necesitas. El SAI se está empezando a impulsar tras partir de una situación muy mala con un equipamiento anticuado. Salvo en el área biomédica, y en algunos servicios concretos, contábamos con un equipamiento muy flojo", expuso Angurel.