Las carreteras aragonesas cuentan con 64 Tramos de Concentración de Accidentes (TCA) en sus carreteras, de los cuales solo 20 están actualmente --en realidad, desde el 2009-- señalizados. Así lo reveló recientemente el Gobierno central en una respuesta parlamentaria a Chesús Yuste, diputado de La Izquierda Plural por CHA. La A-2, de Cetina a la Ronda Norte de Zaragoza, es la vía que más puntos peligrosos acumula, con 18, aunque en general se reparten por carreteras nacionales. Curiosamente, dos de las vías donde tienen lugar los siniestros más graves, la N-232 y la N-2, solo acumulan cinco y dos tramos, respectivamente.

El número total supone más del doble de los 28 que se contabilizaban en el año 2000, cuando el por entonces diputado José Antonio Labordeta realizó la misma pregunta. Sin embargo, según explica el Ministerio de Fomento en su respuesta, el número varía en la medida en que la siniestralidad general desciende. Es decir, estos tramos concentran por definición más accidentes que la media, pero son menos que en los de unos años atrás.

En cualquier caso, las obras realizadas afectan solo a 20 de ellos, los que presentan "mayor índice de peligrosidad" y en los que la velocidad es un factor determinante. El Gobierno no especifica el montante de la inversión realizada, pese a que Yuste lo solicitó expresamente.

PRIORIZAR Ante la respuesta parlamentaria, Chesús Yuste aseguró que "es necesario priorizar inversiones, y más en tiempos de escasez de recursos, así que pediremos que el nuevo Plan de Infraestructuras, Transporte y Vivienda 2012-2024 (que se aprobará este mes) incluya un programa específico de mejora inmediata de las condiciones del tráfico en estos tramos y un calendario urgente de obras que, en su caso, permita reducir estos tramos de alta concentración de accidentes".

La vía más llamativa, tanto por número de tramos como por el hecho de ser una autovía, es la A-2, aunque también la A-23 --autovía Mudéjar--, cerca de Nueno, cuenta con dos de estos puntos negros. La segunda vía que más zonas peligrosas acumula es la N-330, 11, tanto en Huesca como en Zaragoza. Los hay en el Monrepós, Sabiñánigo, Retascón o Paniza, entre otras localidades.

En la N-2 existen dos tramos peligrosos en la avenida Santa Isabel y en Alfajarín, y en la N-232, en Quinto y Fuentes de Ebro, Alcañiz e Híjar. El resto se reparten por Barbastro y Benabarre (N-123); en la N-230 (Lérida-Viella); la N-240 (nueve tramos, de Huesca a Monzón); la A-68 en Zaragoza y Alagón; la N-121 y N-122 en Tarazona, Bulbuente y Torrellas y la carretera del aeropuerto de Zaragoza.

De ellos, Fomento ha señalizado los tramos de la autovía Mudéjar en Huesca, la N-30, la N-240, la N-330 (en Huesca) y tramos puntuales de la A-2, la N-2 y la N-232. En cualquier caso, el ministerio remarca que las actuaciones de conservación de carreteras también contribuyen a la mejora de la seguridad vial.