El llamado test de la verdad, aplicado de forma pionera en la investigación criminal en España en el crimen de Ricla, ha despertado cinco años después el interés al otro lado de los Pirineos.

Según informó la DGA, un inspector de la Jefatura Superior de Policía de Aragón y dos forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), los doctores Salvador Baena y Cristina Andreu, han sido invitados por la Gendarmería francesa a exponer las potencialidades de la prueba neurológica y los casos en los que se ha aplicado. Si la técnica les convence, podría aplicarse en una investigación por homicidio que se sigue en Burdeos, adonde acudirán los días 2 y 3 de mayo.

La prueba, que refleja la reacción a distintos estímulos para comprobar, midiendo ondas cerebrales (potenciales evocados cognitivos, como la P-300 o la N-400), si el paciente los asocia con viviencias o certezas, se aplicó a Antonio Losilla para ver su reacción a posibles lugares donde enterró los restos de su mujer, Pilar Cebrián. No fue esclarecedora y en cualquier caso, se anuló judicialmente, y por ambos aspectos generó controversia. Pero volvió a aplicarse en casos mediáticos como el de Publio Cordón o el de Marta del Castillo.

NUEVO IMPULSO / Hasta ahora no ha dado resultado, pero fue el germen de la creación de la pionera unidad de neurociencia forense, en Zaragoza. Una iniciativa aletargada por falta de financiación (incluso se retiró la máquina), pero que, tras un reciente acuerdo del Consejo de Gobierno, va a recibir un nuevo impulso, con la adquisición de material, según fuentes de la DGA.