La decisión del Gobierno aragonés de inciar, por primera vez, un debate acerca de la posible racionalización de los deberes escolares ha sido acogida con satisfacción unánime por parte de toda la comunidad educativa. Padres, representantes de profesores y pedagogos aseguran que la iniciativa de la Administración era necesaria y que el diálogo acerca de la racionalización de las tareas, al que las Cortes instaron a la DGA a través de una proposición no de ley presentada por Podemos esta misma semana, será productivo.

En los últimos años, la planificación y programación de los deberes escolares han venido provocando polémicas entre la comunidad educativa. De hecho, padres y pedagogos abogan desde hace tiempo por la necesidad de revisar las tareas que se mandan para hacer en casa, sobre todo, en las edades más tempranas. Incluso, hay expertos que recomiendan su supresión hasta los 7 años.

También hay voces que critican que la carga es mucho más excesiva en los centros privados y concertados. Ahora, por fin, todos esos puntos se podrán debatir.

Miguel Ángel García, presidente de la federación de padres de alumnos de la concertada, valora positivamente el acuerdo político para abordar la cuestión, pero advierte de que «no se debe plantear como un ultimátum o un sí o no a los deberes. Una racionalización no puede hacerse, por ejemplo, con una ley, y tampoco hace falta que lo haga la DGA. Se debe hacer a través de unas recomendaciones o instrucciones y, sobre todo, con un sentido común», indicó.

Fecaparagón rechaza la «acumulación excesiva de deberes y trabajos» y reclama que estas tareas sean «eficaces» y supongan un complemento para el aprendizaje. «Pero también debemos corregir algunas actitudes de padres porque los hay que se involucran demasiado». En todo caso, García ofrece su «colaboración» a la DGA.

Al igual que Flor Miguel, presidenta de la federación de asociaciones de padres de la pública. «Nos satisface que el debate haya llegado a las Cortes y que se vaya a debatir sobre los deberes porque se cumple así el objetivo de reflexionar colectivamente sobre ese concepto», apuntó.

Para Fapar, más allá de «generar desigualdades y restar tiempo para hacer otras cosas con los hijos», la cuestión es «un problema de metodología educativa, que exige modificar sistemas arcaicos y memorísticos». El «abuso» de algunos docentes en esta materia «avalado» por algunos padres, provoca que se confunda «calidad y cantidad», añade.

Los pedagogos también respaldan la idea de regular los deberes limitando su tiempo, aunque rechazan su eliminación. «Nos parece un debate muy necesario porque creemos que hay que regularizar los deberes de forma más racional, sobre todo en Primaria», expuso Juan Antonio Planas, presidente de la Asociacción Aragonesa de Psicopedagogía.

Para el experto, las tareas «no tienen que ser tan repetitivas» sino que deberían «ser algo más rico, como investigar en la naturaleza, visitar o hacer cosas que no puedan llevarse a cabo en el centro o, en definitiva, acometer tareas creativas». Pero Planas advierte que «·tampoco se puede poner en entredicho la necesidad de unos hábitos como la lectura y en silencio» porque «ni es bueno que un niño haga muchos deberes ni que no haga nada».

El diálogo sobre los deberes contará también con la presencia de los sindicatos de enseñanza, que aplauden esta medida. «Es conveniente que se abra el debate de una vez porque es el momento. ¿Es necesario que un niño de 5 años tenga una hora o dos de deberes en casa? Cualquier persona con dos dedos de frente sabe que no», indican desde CSIF. El sindicato defiende que «son muchos los docentes que creen que los mejores deberes son los que eligen libremente los alumnos, pero el principal punto debe ser el aula».

UGT, por su parte, dice sí a los deberes escolares «pero de una forma racionalizada» y con «una finalidad educativa». Estos deben ser «motivadores y nunca tediosos, repetitivos y aburridos» pero, ante todo, «deben dejar margen para que el alumno pueda jugar, socializarse o practicar sus hobbies, sin que supongan alargar de forma excesiva la jornada escolar». El tiempo dependerá de la edad y, por tanto, del nivel o etapa que esté cursando el alumno. «Menor cantidad de tiempo o nada para los más pequeños y aumentaría según sube el nivel».

CCOO también rechaza los deberes «excesivos» y apuesta por que el asunto «se aborde en cada comunidad educativa» y reitera que provocan «desigualdad y falta de equidad porque las familias humildes tienen menos posibilidades de ayudar a sus hijos».

STEA. Por su parte, considera que con las cinco horas lectivas en Infantil y Primaria «es más que suficiente» pero advierte de que «no es tán fácil decir no a los deberes, partiendo de las carencias del sistema de educación institucionalizado» y cree que «una escuela con desdobles, ratios bajos, apoyos necesarios al alumnado con necesidades especiales, permitiría una atención más personalizada y los deberes se harían del todo innecesarios».

CGT cree que «no es necesario prohibir las tareas escolares, basta con intentar eliminar las perversidades que genera, como frustración, angustia, aburrimiento o desigualdad» y aboga por «la no obligatoriedad, su diseño para reforzar algún contenido, su carácter creativo o la coordinación entre profesores de un mismo curso, entre otras características», dice Alejandro Lasaosa. H