Aragón dio un paso de madurez al imponerse con justicia a Chile en su primer encuentro internacional, un partido marcado por el intenso frío, gracias a un tanto del central Javi Suárez cuando Daudén Ibáñez ya se disponía a señalar el final. La selección autonómica acumuló méritos que le hicieron acreedora de la victoria ante un rival desdibujado, sin la mayoría de sus jugadores principales y quizá sorprendido por jugar en la nevera en la que se convirtió La Romareda, cubierta por la niebla y por una rosada que blanqueó el césped y los asientos.

No obstante, había ganas de fútbol tanto en la grada como en el césped. Aragón se adueñó pronto del terreno y del balón, con la figura de Alberto Zapater agigantada en el mediocampo y Cani y Lafita intentando diabluras por los costados. Cani pudo inaugurar el marcador en el primer minuto, con un buen disparo desde la frontal que se estrelló en el poste y salió repelido hacia una banda. Fue la mejor manera de entrar en calor. Chile jugó ordenado, con una clara línea de cuatro atrás, un rombo de mucha movilidad en el centro y dos hombres, González y Gonzalo, incrustados entre los centrales aragoneses, Alfaro y Herrero.

Durante los primeros minutos, Aragón encontró el espacio por la izquierda, con Rodri y Víctor Bravo. Un poco más le costó empezar a carburar a la parte derecha, pero Cani y Lafita también organizaron una buena sociedad. Arriba, más estático, Moisés, manteniendo a raya a la defensa chilena. Víctor Bravo, que protagonizó algunas de las jugadas más vitoreadas de la noche, y Ángel Lafita, fueron los encargados de bombear balones al área, pero Aragón careció de mordiente.

BALONES LARGOS En el minuto 18, Moisés se elevó a la manera clásica y cabeceó con estilo un buen balón de Bravo, pero Herrera desvió a córner. El dominio aragonés empezaba a ser abrumador, con Zapater abarcando metros y metros en el centro, escudado por Longás, y Chile no encontraba la manera de salir. Intentaron los hombres de Elías Figueroa aprovechar el hecho de que el césped estuviera a punto de congelarse para lanzar balones largos confiando en la velocidad de sus puntas, pero la pelota siempre corría más que ellos.

La recta final de la primera parte contempló los mejores minutos de Aragón, que supo manejarse con inteligencia tanto en ataques estáticos como en rápidas contras. En el minuto 22, Chile sacó un córner que rechazó la defensa aragonesa. Víctor Bravo se quedó como hombre más adelantado con tres rojos, bajó el balón, lo escondió, se dio la vuelta y lanzó el contragolpe con la carrera de Lafita, Cani y Moisés. La jugada terminó en un buen pase de Cani al interior del área que dejó a Arbeloa en línea de fondo, pero no acertó a dar el último pase.

MENOR RITMO En la segunda mitad, decreció el ritmo del encuentro. Chile siguió disipado en la niebla y Zapater dejó su sitio a Gibanel, por lo que Aragón perdió el poder en el centro del campo. Aun así, las mejores ocasiones, todas las ocasiones, fueron locales. Arbeloa dejó su sitio a Javi Suárez y Víctor Fernández recompuso su línea defensiva con Rodri y Chus Herrero como laterales y Alfaro y Suárez en el centro. Cani tuvo que retirarse en el 63 por unas molestias --salió Bosque-- y, poco después, cambió la vanguardia con Seba y Linares por Lafita y Moisés.

El dominio aragonés era cada vez menor y Herrera tampoco tuvo más trabajo que el que le dio Garrido, su central, al despejar un centro de Lafita hacia su propia puerta. La mejor ocasión fue una cesión señalada por Daudén mediado el segundo tiempo, un libre indirecto que Capdevila estrelló en la barrera. El estreno internacional parecía condenado al empate, pero Suárez firmó un triunfo histórico sobre la bocina.