El Gobierno de Aragón considera que el principal escollo para solucionar la falta de bomberos en Huesca está en las limitaciones que fija el Estado con la tasa de reposición de empleados públicos, y por eso ha enviado una carta al Ministerio de Hacienda para que apruebe una exención para solucionar estos «problemas puntuales».

El consejero de Presidencia, Vicente Guillén, explicó en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno celebrado ayer que la inexistencia de un servicio de prevención, extinción de incendios y salvamento en la provincia de Huesca es un problema «muy serio» que el Ejecutivo pretende solucionar a través de una exención del Ministerio de Hacienda a la tasa de reposición.

La ley de presupuestos generales del Estado para el 2017 fija esta tasa de reposición de empleados públicos, que para las comarcas es, según Guillén, «prácticamente nula».

Por eso, y aunque la Diputación Provincial de Huesca ha dado «un primer paso» con el inicio de los trámites para constituir un consorcio de bomberos, es necesario solucionar el problema de la limitación de las plantillas por este motivo.

Y aunque el Ejecutivo aragonés quiere cumplir la ley de marzo del 2013 de regulación y coordinación de los servicios de prevención, extinción de incendios y salvamento y hacer nuevos parques y contratar bomberos, la ley de presupuestos estatal «lo impide».

No obstante, el Gobierno de Aragón, recordó Guillén, ha reservado un partida en los presupuestos del 2018 de 1,5 millones de euros.

La falta de bomberos en toda la provincia de Huesca es un asunto de extrema gravedad, según todos los partidos políticos representados en la diputación provincial, que la semana pasada acordó crear un consorcio para tratar de empezar a desbloquear la solución.

El asunto empeoró a finales de enero, cuando los bomberos voluntarios de Sobrarbe protagonizaron un plante, con devolución de equipamiento incluido, para mostrar su enfado por la falta de aplicación de la normativa vigente.

Las comarcas pirenaicas han visto estas dos últimas décadas cómo crecía la población flotante en sus lugares más turísticos, con un número de apartamentos y chalets cada vez más elevado. Y son muchos los que temen que, en caso de incendio, no haya un buen servicio de bomberos.