No es una cuestión que vaya a abordarse a corto plazo. Pero las tensiones con comunidades como Cataluña han puesto sobre la mesa, una vez más, la necesidad de modificar el sistema de financiación autonómica. Aragón, con un peso territorial reducido, buscará una alianza con gobiernos de territorios similares. Sobre todo con Castilla-La Mancha y Castilla León.

El objetivo será consensuar una posición común cuando se abra la pugna para la reforma del sistema. Ya se han producido algunos contactos entre el consejero de Hacienda José Luis Saz y sus homólogos de las dos castillas. De momento solo de carácter preliminar. Pero está claro que conjuntamente intentarán que criterios como la dispersión geográfica, el envejecimiento o la demografía ganen peso en el futuro modelo de financiación.

CAMBIO NECESARIO "En lo que todas las comunidades estamos de acuerdo es que queremos un nuevo sistema de financiación, aunque somos conscientes que el momento presupuestario no es el mejor", explicó el consejero Saz. A partir de ahí cada uno intentará jugar sus cartas, y parece evidente que Cataluña o Madrid apuestan por unos criterios que nada tienen que ver con los de Aragón.

"Prestar un servicio en esta comunidad tiene un coste muy diferente al de Andalucía, Cataluña o Madrid. Eso se deberá valorar en el futuro sistema de financiación. En la negociación todos pugnaremos para conseguir más dinero, y sobre todo para no perder", reconoció Saz. De ahí que las alianzas sean fundamentales para lograr poder de presión.

En la última reforma del sistema ya perdieron peso los aspectos demográficos que más beneficiaban a las comunidades despobladas y dispersas. Aunque una inyección adicional de fondos --de 11.000 millones de euros-- logró equiparar el reparto. En estos momentos, Aragón se mantiene en la media, pero en el Gobierno existe cierto temor que las restricciones presupuestarias, unidas a las presiones políticas de algunos gobiernos, terminen por perjudicar a los territorios con menor densidad. Algo que el Ejecutivo autonómico quiere evitar a toda costa. Y para ello es necesario preparar una estrategia con el tiempo suficiente como para tener una posición de fuerza cuando toque negociar con el resto de comunidades.