Esta semana, el consejero aragonés de Agricultura y Medio Ambiente visitó los vertederos de Bailín y Sardás, donde se acumula el lindano (puro veneno) que dejó la empresa Inquinosa tras años fabricando pesticidas. Pero justo al mismo tiempo, IU y CHA (las dos únicas formaciones políticas que muestran alguna inquietud ecologista) denunciaban la relajación normativa (por decirlo suavemente) del Gobierno aragonés a la hora de autorizar que la cementera de Cemex en Morata de Jalón disponga de una incineradora para la quema de residuos. Esta decisión de la DGA vulnera la legislación aragonesa, española y europea, pero es que en la Tierra Noble las instituciones suelen actuar muy despreocupadamente si hay algún negocio de por en medio.

De Inquinosa me acuerdo mucho, porque en otro tiempo recogí la información que llegaba sobre los vertidos de lindano y ello me valió presiones y algún disgusto. En Sabiñánigo nos pusieron a parir (a mí y al medio en el que trabajaba). La factoría daba trabajo y nadie quería ver las consecuencias de lo que se estaba acumulando en Bailín y otros lugares. Análisis encargados por Green Peace encontraron moléculas del tóxico en los neveros pirenaicos. Pero el Aragón oficial acogió la noticia con carcajadas. Qué exagerados son estos ecologistas, se dijo.

Un buen día Inquinosa cerró. Sin más ni más. Puso a sus trabajadores en la calle y dejó en sus vertederos toneladas y toneladas de lindano. "Desgraciadamente, un problema de primer orden", reconoció este miércoles el presidente de la CHE. Ahora hay que garantizar el aislamiento de los venenosos residuos, trasladar los que se infiltran en las corrientes de agua de la zona, limpiar los suelos donde estaba ubicada Inquinosa... Existen dudas sobre si esto se está haciendo bien, o no. Pero algo es indudable: todo corre por cuenta del contribuyente. Ya van gastados decenas de millones de euros... y lo que te rondaré, morena.

Por si no hubiésemos tenido bastante con casos como este, en la actualidad se da luz verde a la incineradora de Morata o a la fundición de plomo de Pina. Aragón suspende en medio ambiente, y el departamento del Gobierno autónomo responsable del tema ha parecido y parece un mero adorno (o algo peor si nos atenemos a la gestión de los últimos diez años). Tampoco en la sociedad civil hay un conocimiento claro de lo que implica la ecología. La burricie con la que algunas personas desprecian los recursos naturales es impresionante. La adhesión de buena parte de la opinión pública al desarrollismo más atrasado y de peor impacto causa pavor.

Luego vendrá la hora de pagar las consecuencias entre todos (en salud, en oportunidades... y en dinero). ¿Seguiremos sin aprender la lección?