La ejecución presupuestaria del primer trimestre del ejercicio va por debajo de la del año pasado. La tramitación de los expedientes a través de las Cortes está retrasando, según el consejero de Hacienda, Fernando Gimeno, la gestión ordinaria del Gobierno. Eso unido a que las cuentas se aprobaron en febrero. Pese a ello, la diferencia entre ingresos y gastos arroja un superávit de 30 millones de euros, frente a los 160 de déficit que se produjeron durante los tres primeros meses del 2015, con el Ejecutivo de Luisa Fernanda Rudi.

La diferencia entre el déficit de 160 millones del año pasado y el superávit de 30 millones de este ejercicio radica fundamentalmente que el Ejecutivo del PP gastó más de lo que ingresó, y lo hizo con operaciones de endeudamiento por más de 600 millones de euros solo hasta marzo --las elecciones municipales y autonómicas eran en mayo--. Este dinero entrante se inyectó al presupuesto en forma de ejecución, lo que terminó derivando en el desequilibrio presupuestario.

En los tres primeros meses del 2016 solo se han pedido 7,8 millones. Los ingresos han sido menos, pero también los gastos, lo que ha terminado por permitir el superávit. Pese a ello, la recaudación hasta marzo se cifra en 887,9 millones, un 7,70% más que en el mismo periodo del 2015. La baja ejecución del presupuesto está permitiendo a Gimeno controlar el equilibrio de las cuentas. Los datos evidencian que el ejercicio se está desarrollando con lentitud, tal como le echó ayer en cara la oposición en las Cortes. En inversiones reales el Ejecutivo socialista ha gastado un 64,28 menos que el del PP y el gasto corriente ha caído un 55,89% en estos tres primeros meses respecto al mismo periodo del 2015.

El consejero de Hacienda admitió que la ejecución del presupuesto va más lenta de lo esperado. La tramitación de los expedientes de modificación que pasan por las Cortes, incluidos los planes plurianuales, se demoran un mes más de lo previsto, lo que termina por paralizar la gestión. Esta fue la justificación de Gimeno, que advirtió ayer que de seguir así a finales de año puede haber problemas, y que las cuentas no podrán ejecutarse en su integridad. Por ello pidió a los grupos que "dejen gestionar" al Gobierno. Los grupos de la oposición dudaron del optimismo de Gimeno. Todos, incluido Podemos, coincidieron en señalar que la ejecución del presupuesto está siendo muy baja, lo que acredita que el Gobierno está "sin músculo ni pulso".