El juez José Ignacio Martínez ha dado carpetazo definitivo, a falta de lo que diga la Audiencia de Zaragoza ante un hipotético recurso, a la investigación por el fallecimiento de Miguel Ángel Fernández en una celda de la comisaría del Actur de la Policía Nacional. Según informó el Tribunal Superior de Justicia de Aragón, el juez archivó el asunto en cuanto a lo único que quedaba por aclarar, el origen de una pequeña lesión que el detenido presentaba en la cabeza.

El titular del Juzgado de Instrucción número 1 ya archivó en su día las actuaciones, después de que los forenses determinaran que la muerte se debió a causas naturales. Concretamente, a un edema pulmonar relacionado con una patología cardíaca crónica.

La Audiencia Provincial dio por bueno el archivo, pero ordenó reabrir la investigación en cuanto al origen de un hematoma subcutáneo en la cabeza, recogido en un parte de urgencias, a las que fue trasladado el detenido y en las que se le dieron fármacos.

El juez visionó las grabaciones de las cámaras de la comisaría y tomó declaración a otro detenido que compartió celda con Fernández el en abril del año pasado, cuando murió. De ambos análisis concluye que no hay indicios de delito detrás de este hematoma en la cabeza.

Los propios forenses, recuerda, no descartaron la autolesión en un nuevo informe específico sobre esta herida. Y sería compatible con el relato del otro preso, que explicó que Miguel Ángel Fernández estaba «dando golpes, teniendo que ser reducido», recoge el auto de archivo.

Por el relato y las cámaras, concluye el juez, «no se objetiva una agresión de terceras personas», que tampoco comunicó el detenido al médico que le asistió en Urgencias.

El magistrado recuerda que, aun cuando el golpe derivase de una reducción policial, también podría aplicarse una eximente al ser necesario para mantener «el orden y la seguridad en los calabozos».