Francisco R. J., de 23 años, recibió este lunes la confirmación definitiva de que los cargos por asesinato que pesaban sobre él desde septiembre del 2015, se han retirado. El juez Alfonso Tello dictó el auto de sobreseimiento provisional respecto al joven dominicano después de constatar que, tras su detención, todas las pruebas que ha ido recabando apuntan más bien a su inocencia.

Por el camino ha perdido los permisos de residencia legal en Europa (en Italia, donde vivía), su pareja y el trato con su hija, recién nacida cuando fue arrestado. Ahora sus abogadas, Nadia Brahim y Julia Ruiz, estudian cómo volver a solicitar para él la residencia en España, para que pueda «empezar de cero», como dice. Con la vida deshecha, pero al menos sin la pesada losa de una investigación por asesinato.

Francisco R. J. fue identificado en un reconocimiento fotográfico por familiares de Ariel Carrasco, el dominicano asesinado en un pase de drogas en su casa del barrio zaragozano de Delicias, la víspera de Reyes del 2015.

Una orden internacional facilitó su detención en Italia, meses después, donde residía con su pareja y su hija recién nacida. Una vez en España, la rueda de reconocimiento dejó más dudas sobre su presencia en Zaragoza, pero como la madre de la víctima dudó, le dejaron en libertad provisional, pero sin pasaporte y con comparecencias periódicas.

Sus amigos en Italia declararon desde un primer momento que en aquella fecha él estaba allí con ellos, pero en el país transalpino los testimonios no los toma un juez, sino un abogado, sin las suficientes garantías para el sistema judicial español. Entre que los Carabinieri les tomaron declaración y esta ha llegado al juzgado, entre otros trámites, han pasado 20 meses. En este tiempo Francisco R. J. ha vivido de ayudas familiares, alojado con un pariente en Galicia, perdiendo trabajo y pareja. Hoy, ya no es un presunto asesino.