El magistrado titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Teruel ha decretado el sobreseimiento parcial de las actuaciones por el presunto robo de dos bebés, en los años 1978 y 1979, en el hospital Obispo Polanco de la capital turolense. La investigación, que se abrió en el año 2015, se ha agotado de momento sin haber podido determinar responsabilidades en el suceso.

«Se trata de un archivo provisional», recalcó ayer Cinta Monferrer, abogada de Prudencia Bielsa Gil, la vecina de Linares de Mora de 64 años que está convencida de que sus hijos no murieron en el parto, como refleja la documentación oficial, sino que fueron vendidos a otra familia a cambio de una importante suma de dinero.

«Si aparecen nuevas pruebas o indicios, el caso podría reabrirse», añadió la letrada, que dejó claro que «el objetivo no es buscar culpables sino tratar de dar con los hijos de mi clienta, que en la actualidad tendrán en torno a los 40 años».

La familia Bielsa piensa que la difusión que ha recibido el caso puede llevar a la localización de los pequeños, en el caso de que estos se enteren de que los buscan y deseen ponerse en contacto con su familia biológica.

«La esperanza es muy remota, pero no podemos perder la esperanza», reconoce Cinta Monferrer, que subraya que hasta ahora nadie se ha puesto en contacto con ella porque tiene sospechas de que puede ser uno de los bebés desaparecidos a finales de los 70 en el hospital turolense.

En la provincia de Teruel, como en el resto de España, se produjo durante varias décadas, entre los 50 y 80 del pasado siglo, un tráfico clandestino de adopciones de recién nacidos. Sin embargo, solo un pequeña parte de los casos han sido denunciados, según los datos de las asociaciones de padres de niños robados.