"Tras cinco años de trabajo tienes la esperanza de que algo va a salir, aunque sabíamos que era difícil. Lo hemos intentado, pero había mucha gente involucrada, muchas ilusiones puestas en encontrar algo, y la verdad es que ahora te entra un bajón muy gordo". Así de abatido se mostraba ayer Miguel Ángel Capapé, presidente de Arico (Asociación por la Recuperación e Investigación Contra el Olvido), tras un infructuoso fin de semana de trabajos en el barranco de La Bartolina.

La asociación, trabajando para la Agrupación de Familiares Asesinados en el Barranco de La Bartolina, culminó en cuatro días el trabajo de documentación y localización que habían estado desarrollando durante un lustro. Un total de 50 catas con máquinas, "casi 40 horas de trabajo", que finalmente no han cristalizado. Ni un resto de los aproximadamente 2.700 asesinados en la Guerra Civil que se calcula que podían estar enterrados allí. Claro que ya sospechaban que no sería fácil encontrarlos.

VERTEDERO En 1999 se sacaron 200.000 metros cúbicos de tierra del barranco de La Bartolina, para sellar el vertedero de Calatayud --bajo el cual también se sospecha que podría haber fosas--, llevándose gran cantidad de los restos, si no todos. Si fue algo intencionado es opinable, pero Capapé piensa que "en estos temas, casualidades hay pocas. Lo hicieron bien, no dejaron nada", lamenta.

Aún así había cierta esperanza de que quedaran fosas más pequeñas debajo, en campos de almendros inalterados, de ahí que se llevara a cabo un minucioso análisis con fotografías aéreas, georadar y detector de metales. "Nos habían dicho que quizá hubiera pequeñas fosas en los campos, pero con el trabajo de las máquinas nos hemos dado cuenta de que todo está alterado, recargado de tierra. Buscamos zonas planas con las fotografías de infrarrojos pero no nos dieron lecturas fiables, así que decidimos abrir donde se podía".

El sábado, durante un acto de homenaje que se trasladó a Ateca, donde se inauguró un memorial a las vícticmas, ya se advirtió que iba a ser difícil encontrar algo, y así ha sido. "Ahora temos que contemplar la posibilidad de mover las tierras del vertedero de Calatayud, solicitar los permisos y las subvenciones para ello. De momento estamos decepcionados, pero tendremos que levantarnos", explicaba ayer el presidente de Arico.