La Guardia Civil está investigando un supuesto caso de agresión sexual a una prostituta en Ferreruela de Huerva, Teruel. A la detención del presunto autor se une ahora la de otro hombre, que fue el chófer que dejó a la víctima en casa del agresor.

Esta persona, C. U., de unos 50 años, negó ayer la mayor ante el magistrado del Juzgado de Instrucción número 12 de Zaragoza que le tomó declaración, en funciones de guardia, como imputado. Manifestó que él lo único que hizo fue trasladar a meretrices a casa del otro hombre, pero que ni hablaba con ellas.

Es más, según fuentes consultadas, afirmó que nunca vio que ninguna de ellas saliera llorando o le dijeran que había pasado algo malo en el interior de la vivienda. Y es que, al parecer, la denunciante, de origen venezolano, aseguró que no solo había sido agredida sexualmente, sino que también se le había obligado a practicar técnicas sadomasoquistas.

Este hombre se mostró sorprendido por la acusación, puesto que había hecho ese trabajo durante ocho meses y nunca había notado nada extraño.

No obstante, quiso dejar claro que no tiene nada que ver con el otro imputado, a quien conoció en un anuncio en internet cuando se ofrecía a ser chófer. "Me contrató y me pagaba en cada salida entre 60 y 80 euros, no tengo otra relación con él", apostilló, mientras resaltaba que no se acuerda ni de su nombre porque el contacto lo tenía en el móvil.

Tras prestar declaración, en presencia de su abogada Olga Oseira Abril, el magistrado le puso en libertad provisional. Las diligencias permanecen secretas.

Ahora, será necesario el análisis que harán a la mujer los medicos y psiquiatras forenses. En el caso de que se pruebe la agresión sexual, los procesados se enfrentan hasta a 12 años de cárcel o a 15 si hubo violencia.