La extirpación de la vesícula biliar es cada vez más frecuente entre la población. También en Aragón, donde los especialistas confirman el aumento en la incidencia de piedras o barro (litiasis) en la vesícula, si bien no todos los casos detectados precisan una intervención quirúrgica. Ni mucho menos.

Alrededor de uno de cada cinco aragoneses tiene piedras en la vesícula, pero solo un 20% de ellos tiene problemas por ello que les abocan al quirófano. «La mayoría de estos pacientes que tienen cálculos detectados en una ecografía no sufren síntomas y, en ese caso, no hay que hacer nada, pero cuando se forman cólicos con dolor o hay inflamación de vesícula, la operación es inevitable», expone Guillermo Garcia Rayado, especialista de Área de Aparato Digestivo en el hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza.

«Es cierto que los casos nuevos están aumentando, aunque no de forma espectacular. Ese incremento se produce como consecuencia de que también aumentan los factores de riesgo, como son la edad y la obesidad», explica el especialista. Porque un cálculo biliar puede tenerlo todo el mundo, pero hay aspectos que lo hacen aún más frecuente y estos dos factores son los principales que incrementan el riesgo. «De hecho, estamos hablando de uno de los problemas más frecuentes del aparato digestivo», añade.

En esos casos problemáticos, la solución es la extirpación, que está indicada para cólicos que producen crisis dolorosas en la parte alta del abdomen o cuando provoca otras complicaciones, como la inflamación de la vesícula o pancreatitis provocada por una piedra que baja, entre otros problemas.

La extirpación se lleva a cabo, siempre que sea posible, por vía laparoscópica, una opción menos invasiva y que reduce el periodo de estancia en el hospital. «No suele dar complicaciones y solo alrededor de un 10% sufre luego problemas de diarrea», explica.

Por eso, aunque sea poco frecuente este factor, es importante que la operación esté indicada y no intervenir si los cálculos no provocan dolor o síntomas», expone el especialista.

CASOS URGENTES // Solo en casos de inflamaciones agudas de vesícula hay que operar de forma urgente, generalmente, dentro de los cinco primeros días tras el diagnóstico. En el resto -cólicos u otras complicaciones- la intervención se lleva a cabo de forma programada.

De ahí el incremento de la lista de espera, a pesar de que García Rayado advierte que ese aumento no es sustancial. «La sensación que tenemos es que la lista de espera se mantiene estable», afirma el experto.

En ese sentido, el doctor indica que un paciente que sufra complicaciones como consecuencia de litiasis «está operado en un mes», en líneas generales. Los casos que pueden esperar (aquellos en los que los cólicos no se repiten periódicamente o no existe inflamación, obstrucción o pancreatitis) se van haciendo de forma gradual.

Según los últimos datos publicados por el Salud, correspondientes al pasado mes de febrero, cerca de 80 personas llevan esperando hasta seis meses o más para que se les realice esta colecistectomía (extirpación de la vesícula), el mayor volumen de pacientes desde abril del año pasado.

La demora media para este tipo de intervenciones es de 108 días, la mayor desde febrero del 2017 y la tercera más alta de entre todos los procesos, solo inferior a la astroscopia (123 días de tardanza) y a la intervención de hallux valgus (juanetes), con una demora de 122 días.

La operación que se realiza para quitar la vesícula biliar no requiere de ningún tipo de preparación previa y, tras ella, el paciente puede llevar una «vida absolutamente normal», según el especialista, que añade que tampoco es preciso una dieta especial una vez operado.