Cuatro meses después de poner en marcha la reordenación de líneas de bus, el Ayuntamiento de Zaragoza y las asociaciones supravecinales, los mismos que en su día acordaron la red actual, tienen que cambiarlo. Deben decidir cómo mejorar las deficiencias que se han presentado y por las que los distritos se quejan constantemente. Se han ayudado de acudir a la opinión de todos ellos y ahora se encuentran con que el consistorio solo ofrece 500.000 kilómetros adicionales para sumar a la red y los vecinos reclaman el triple. Buscan una solución "razonable y razonada", defienden ambas, sabiendo que satisfacer a todos será imposible y que, al menos ahora, ya conoce lo que las exigencias significan en cifras. Y no todas caben. Por si fuera poco, el plazo, como en verano, será escaso, ya que deben implantarse dentro de un mes, el 1 de enero del año que viene.

Recuperar la línea 40

Esta es quizá la demanda ciudadana más importante, por el número de usuarios que aseguran que el hecho de que llegue hasta la Ronda Hispanidad es imprescindible. Por la saturación del tranvía en horas punta, para reforzarlo yendo en paralelo al eje Valdespartera-Gran Vía, y por un mejor servicio para conectar el centro con el distrito Universidad y centros de actividad tan importantes como el hospital Miguel Servet, La Romareda, el intercambiador de Carlos V, el campus de San Francisco y el Seminario, donde estaría su terminal.

El consistorio asegura que recuperarla supone añadir, tal cual estaba, 330.000 kilómetros a la red, dos tercios de lo disponible. Pero ya se plantean otras alternativas. Los vecinos han pedido cuantificar los kilómetros que se restarían de la 35 si su recorrido acabara en Emperador Carlos V y el resto lo hiciera la 40. Arañar kilómetros y resucitarla.

El 23, ¿a la Expo?

El debate sobre la línea 23 es uno de los más amplios que se plantean. Recuperar su recorrido por el Actur es una de las principales demandas de los vecinos que creen injustificado que más de la mitad de esos 70.000 habitantes tengan el tranvía a "más de 500 metros". Pero, en este caso, dos opciones se plantean para ella y ambas muy cerca de él. La primera que llegue hasta el Centro Politécnico Superior, que costaría añadir 168.000 kilómetros a la red.

La segunda, que sea la ansiada conexión del centro con la zona Expo y, sobre todo, la Ciudad de la Justicia. Esto supondría 120.000, es decir, 48.000 menos. Con esta alternativa, sería la 44 la que podría llegar hasta el CPS, pero esto se traduciría en añadir 150.000 kilómetros a la red.

También a Puerto Venecia

Las demandas vecinales se contraponen a los intereses comerciales en el caso de la línea 23. Referidos al extremo opuesto de la línea, ya que el centro comercial de Puerto Venecia quiere y solicita con insistencia que este autobús llegue hasta sus dominios. A cambio, el 31 podía prestar servicio solo a los residentes de Parque Venecia. Son 110.000 kilómetros los que se deciden.

El 28 y el puente de Piedra

Una de las líneas en las que las asociaciones supravecinales se han fijado para arañar kilómetros a la red y reorientarlos a otras zonas de la ciudad es la 28, cuyo recorrido genera controversia tanto en Santa Isabel como en Peñaflor. A ambos deja insatisfechos y es una firme candidata a cambiar. Sobre todo en el itinerario más próximo al centro, ya que seguir buscando el puente de Santiago representa una vuelta innecesaria que podría reducirse si lo hiciera a través del puente de Piedra.

Con esta decisión y eliminando su recorrido por las calles de Santa Isabel, haciendo un trayecto más directo, se contribuiría a reducir hasta 140.000 kilómetros anuales de la red. Se complementaría, además, añadiendo cinco minutos más a sus frecuencias actuales. A cambio, se utilizarían alternativas para Santa Isabel como ampliar la 32.

La 45 y sus 450.000 kms

Recuperar la línea 45 ha sido una de las demandas más importantes de los vecinos que sufrieron su pérdida pero plantearse esta opción en estos momentos es prácticamente imposible. Por una razón fundamental: hacerlo significaría recorrer 450.000 kilómetros. Esta decisión significaría comerse la práctica totalidad de los kilómetros adicionales que se quieren incorporar en enero. Pero urge dar respuesta a los usuarios y en el debate jugará un papel fundamental la posible ampliación de la línea 32, en Santa Isabel, la principal alternativa para satisfacer, en parte, las quejas que se han registrado hasta ahora.

La 42 y la alternativa al CPS

Conectar el centro con la Ciudad de la Justicia a través de la ampliación de la línea 23 es una opción que dejaría vía libre a atender otra de las peticiones planteadas al consistorio para la futura reestructuración de enero: la mejora en la 42. Esta es una ruta que también circulaba en paralelo al tranvía en su recorrido por el Actur, de manera que se podría plantear como principal alternativa al 23 para contactar con el CPS y el Centro Aragonés del Deporte.

En los cálculos que ha hecho Movilidad para abordar este debate, se estima que cumplir esta opción, y hacer que la 42 prosiguera su camino desde el intercambiador del Actur hasta el centro universitario, supondría añadir 180.000 kilómetros a la red. Junto a los 120.000 que haría, supuestamente, la línea 23 para llegar hasta la Ciudad de la Justicia, representaría 300.000 euros más en la red de autobuses. Al mismo tiempo haría inviable hacerlo a la vez que se recupera el recorrido de la 40 hasta el Seminario.

Las frecuencias de la 25

Otra de las opciones que se barajan para reducir kilómetros de la red actual es la de tocar las frecuencias de la línea 25, que conecta La Cartuja con el centro. Se ha calculado que ampliando de 10 a 15 minutos las frecuencias en las horas valle, de menor utilización por parte de los usuarios, se conseguirían ahorrar 140.000 kilómetros que vendrían bien para reforzar o implantar nuevos recorridos de otras líneas.

El 32 y pasar por el centro

Otro de los cambios que se están solicitando en la red afectaría directamente a la línea 32 y su recorrido por el centro de la ciudad. Lo que se plantea es que su itinerario se haga siguiendo el eje San Vicente de Paúl, San Miguel, paseo de la Mina y Constitución. Este cambio sería más eficiente para el servicio que presta a sus usuarios habituales y se traduciría en 85.000 kilómetros en la red.

Ahora, esta ruta que une Santa Isabel con La Bombarda resulta menos práctica para el viajero, que para acceder al centro no le queda otra que hacer transbordo con el tranvía o caminar a pie.

La 21 hasta Santa Isabel

Otra de las peticiones que se han trasladado afecta a la línea 21, para la que se ha solicitado cambios en su extremo norte, para que la plaza Mozart no sea el final de su itinerario y este pueda alargarse hasta Santa Isabel. Los 120.000 kilómetros que esta mejora supondría es un hándicap, sobre todo si se apuesta por mejorar el servicio que presta el 32, pero ayudaría a olvidarse de hacerla pasar por el centro si a los vecinos de este barrio rural se les ofrece una alternativa que sí pasa por la plaza España, el Coso e Independencia.

Cambios de última hora

Por si fuera poco combinar todo este listado de variantes, en los últimos días se han sumado otras propuestas que se han trasladado a Servicios Públicos para que se puedan cuantificar. Una de las más novedosas afectaría a la línea 53. La Unión Vecinal ha pedido información sobre cuántos kilómetros se añadirían a la red en el caso de que este autobús llegara a prestar servicio a las viviendas de la urbanización Torres de San lamberto, junto a la carretera de Logroño, siguiendo desde Miralbueno el eje de Ibón de Plan y la carretera del aeropuerto. Este se sumaría al informe solicitado sobre la reducción a estudiar en la 35 y llevar la 40 hasta el Seminario.