Aterrizaron en Perú hace una semana y, hasta el próximo sábado, permanecerán alojados en la localidad de Ventanilla, en el distrito de Lima. Allí, en el hospital de esta zona, un equipo de sanitarios del hospital Miguel Servet de Zaragoza está operando de varices a un centenar de personas de forma altruista. En sus maletas se han llevado ilusión y ganas, pero esta iniciativa solidaria, que parte del proyecto de Cirujanos en Acción, también les supone un «reto personal y profesional» porque desconocen a qué se van a enfrentar.

«Es un medio que no es el nuestro y, por tanto, desconocido. Tampoco disponemos de nuestro material habitual y tendremos que intervenir varices como se hacía antes, porque allí la tecnología es inexistente. Las personas con pocos recursos no pueden permitirse estas operaciones porque cuestan dinero y no lo pueden pagar», explicaba Concha Bernardos, cirujana vascular, hace unos días.

No ha ido sola a esta aventura. Le acompaña Virtudes Rico, jefa del servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Miguel Servet; la anestesista cardiotorácica Lucía Gallego Ligorit, las enfermeras Mª Luz Remacha y Sara Luis; el residente Chris Espinal y el estudiante de 5º de Medicina Íñigo Isern.

Las varices representan un problema cardiovascular frecuente que afecta a un 30% de la población en Perú. El equipo aragonés aplicará allí la técnica quirúrgicasde fleboextracción osafenectomía, que consiste en extirpar completamente la vena safena interna o externa que estén enfermas. Para esta intervención se requiere sedación y anestesia locorregional intradural. «En España sabemos, gracias al preoperatorio a quién se opera y en qué circunstancias gracias a radiografías o diferentes pruebas, pero es que allí no hay preoperatorio para esta parte de la población. Si lo quieren lo deben pagar y cuesta unos 300 euros. Un precio que es mucho más bajo que en España, porque a cada hospital le supone unos 120 euros», apuntó la anestesista Lucía Gallego.

Material restringido

«Hemos tenido que restringir el material y todo a lo mínimo necesario para que no suponga gastos. Aquí estamos acostumbrados a la abundancia, pero allí no. Hay mucha diferencia de clase porque eres muy rico o eres muy pobre», dijo Bernardos.

El cribado de pacientes se está efectuando atendiendo al nivel de insuficiencia safena, grosor de las varices, tamaño del tronco y periodo estimado de recuperación. «Podemos ir de lo más sencillo a cirugías que se pueden complicar. Serán personas con varices desde hace muchos años y otros no y lo más probable es que tengan menos de 60 año», explica la cirujana vascular. La intervención consistirá en una incisión en la ingle por la que se extraerá la vena. «Es lo más básico y lo más económico», advirtió.

La inflamación de las venas de las piernas puede derivar en dolencias más graves como varicotrombosis, trombosis venosas profundas —formación de coágulos— o úlceras venosas que pueden complicarse gravemente. «Esto supone dolor, hinchazón y mucho cansancio. En los casos más difíciles puede haber riesgo de fallecimiento», dijo Gallego.

Una intervención sencilla dura unos 45 minutos, pero una variz en situación grave puede derivar en más de dos horas. «La idea es que sea una cirugía ambulatorio, donde no se requiera de ingresos alguno», explicó la anestesista, quien aseguró que es «médico por vocación» y esta es su primera aventura solidaria. «Estoy valorando ir también a Camerún para un proyecto de ginecología, pero todavía está por ver. Es una satisfacción cuando ayudas a alguien, porque te sientes útil», añadió.

A su regreso esperan volver con la alegría de haber cumplido el objetivo. «Todos tenemos sensación de incertidumbre y cierto miedo de encontrar algo que nos desborde», aseguró Bernardos. La cirujana precisó que el lugar donde están trabajando es «un distrito muy pobre» y, dada la diferencia sanitaria con España, deberán «intentar actuar de la forma más fría posible, para que no nos afecte la situación. Nos lo debemos tomar como trabajo», indicó.

El material que ha llevado hasta Perú este equipo ha sido sufragado por los propios profesionales, pero también han contado con apoyo del propio hospital Miguel Servet y del grupo Quirón Salud.