Los montes del término de Orihuela del Tremedal, en la sierra de Albarracín, están llenos de pinos caídos como consecuencia de las nevadas tardías de esta primavera. Y el ayuntamiento de la localidad protesta porque va a tener que hacerse cargo en solitario de la retirada de unos 20.000 troncos cruzados sobre los caminos, en las áreas de recreo y en lugares de difícil acceso.

Al principio, una cuadrilla de la DGA trabajó para llevarse los árboles que había tumbados junto a la carretera autonómica que lleva a Orihuela. Pero desde entonces, según la alcaldesa, Rosa María Sánchez, «el hecho cierto es que el ayuntamiento está afrontando por su cuenta la limpieza de los pinos».

El coste de esta larga y compleja tarea alcanzará los 20.000 euros, una suma que resulta gravosa para el municipio. En opinión de la regidora, la inhibición de las autoridades autonómicas se debe a que el director general de Gestión Forestal, Ángel Berzosa, manifestó tiempo atrás que el Gobierno de Aragón carecía de partidas económicas específicas para este suceso.

El ayuntamiento ha tenido que tomar la iniciativa, que ha acometido dentro de sus posibilidades económicas y que la alcaldesa califica de «insuficientes». De momento, el grueso del trabajo se centra en la zonas más próximas al pueblo que quieren dejar despejadas antes de que llegue la temporada estival, cuando miles de visitantes recorren los parajes de la sierra de Albarracín.

Además, la corporación local ha dado pasos para que el municipio sea declarado zona catastrófica, dado que la explotación de la madera es uno de sus principales recursos. Ahora, en combinación con las empresas maderistas, se trata de buscar un destino a los árboles caídos.

En cualquier caso, estos ejemplares no pueden quedarse donde están, dado que aumenta el riesgo de incendios forestales y además atraen a las plagas de insectos, por no hablar del negativo impacto en el paisaje.