El Ayuntamiento de Mequinenza ha decidido tomar medidas para proteger a la población de la picadura de la mosca negra, y dictar un bando municipal que hoy mismo enviará a la directora del centro de salud. Recomienda a los ciudadanos vestir ropas claras y de manga larga, así como pantalones también largos, "sobre todo antes de las nueve de la mañana y de 19.00 a 21.00 horas, que es cuando se vuelve agresiva", explicó ayer el concejal Jesús Llop.

Y es que la localidad lleva arrastrando el problema de este insecto más de dos años, y el temor es que ascienda por el Ebro. "Desde el consistorio no podemos hacer más, por lo que el resto de las Administraciones deberían implicarse", dice.

La expansión de la mosca negra comienza a ser preocupante. El pasado año, en Cataluña fueron atendidas más de 2.000 personas por la reacción alérgica que genera su picadura. Y aunque en el Salud, tal y como publicó este diario, no tienen constancia de que en Aragón hubiera afectados, Llop insiste en que la mosqueta ronda cada año a los alrededor de 3.000 censados en Mequinenza. "Por supuesto que se acude al centro de salud con picaduras. Hasta a mi hija la tuvimos que llevar con una decena de ronchas. Aquí, todos sabemos ya si somos alérgicos o no al animal", añade.

"Para esta lucha también necesitamos la ayuda de Confederación Hidrográfica del Ebro, porque las larvas son subacuáticas y los tratamientos serían en el agua". De hecho, una de las teorías científicas relaciona al insecto, que mide entre dos y tres milímetros, con el mejillón cebra. Y es que el molusco filtra el agua y la clarea, de manera que allí donde se detecta aparecen una serie de algas y plantas acuáticas ideales para que la mosca negra ponga sus huevos.

Cataluña destina cada año unos 300.000 euros contra la plaga, que afecta fundamentalmente a quienes trabajan en el campo y junto a ríos. En Aragón, la Facultad de Veterinaria está estudiando el comportamiento del animal. El pasado año, incluso colocaron una serie de trampas para cuantificar su número.