El restaurante de El Batán, que ocupa un restaurado lavadero de lana en la población de Tramacastilla, cerca de Albarracín, se convirtió ayer en el primer establecimiento hostelero de Teruel que recibe una estrella Michelin. Una noticia histórica que llenó de alegría a sus propietarios, María José Meda y Sebastián Roselló. "Nos hemos enterado por Twitter, cuando íbamos en coche, y no hemos podido contener la alegría", explicó ayer, radiante, María José.

"Nunca sabremos quién fue el crítico o inspector que pasó por nuestro local para evaluarlo, afortunadamente tenemos muchos clientes y pasó inadvertido", comentó la propietaria.

Al contrario que en otros países europeos, especialmente Francia, las estrellas Michelin no suelen prodigarse en el medio rural. Y aunque una de las primeras que se concedieron en Aragón fuera en Villanueva de Gállego, a la Casa del Ventero, tenía cierta trampa en este sentido, debido al origen francés de su cocinero y a la cercanía a la capital zaragozana.

YA PROMETÍA

Sin embargo, los responsables de la guía, especialistas en generar noticias cada mes de noviembre, esta vez sí se han acercado al mundo rural aragonés, concretamente al turolense, al conceder la primera estrella en la historia de la provincia a la Hospedería El Batán.

Precisamente el año en que los rumores, que sí hubo en 2012, estaban acallados y apuntaban hacia otros lugares. Aunque no es menos cierto que la edición digital de la guía recoge: "Para saber. Puede aspirar a estrella".

Se trata de un premio merecido para sus copropietarios (María José se encarga de la cocina y Sebastián de la sala), que han creado un magnifico oasis hostelero casi perdido en la sierra turolense.

A partir de una fábrica de lanas, ejemplo del poderío ganadero del que gozó esta zona trashumante y muestra de la arquitectura tradicional del lugar, que se ha mantenido adaptada a las comodidades actuales, han creado un hotel familiar, de ya larga trayectoria, que oferta siete habitaciones y una casita anexa.

Pero la guía premia especialmente la cocina, y su servicio. Y aquí, se supone --pues uno sigue sin saber exactamente cuáles son los criterios de la guía al conceder sus estrellas-- que lo ha hecho ante el respeto a la materia prima local, lo que no quita para que María José utilice, en su justo punto, técnicas actuales, algunas casi de vanguardia, para realzar su creaciones.

CREATIVIDAD

Se trata de propuestas no exentas de creatividad, pero siempre en contacto con su entorno, con el a veces duro paisaje de la sierra de Albarracín, capaz de gratificar con sus colores otoñales, el agradable veranillo, e, incluso, escondidos al calor de la chimenea en el invierno, al abrigo de la nieve.

Ejemplos de esta combinación son varios de sus platos. Desde el arroz bomba con perdiz y boletus edulis a la media paletilla de ternasco de Aragón al horno con patatas a la panadera, pasando por la ensalada con base de romesco balsámico y espuma de queso fresco o el crujiente de cochinillo del Jiloca, puré trufado y confitura de cebolla roja.